viernes, 30 de diciembre de 2011
Bye bye 2011!
¿Queréis saber por qué? Pues precisamente por aquello que ya comentaba en este post. Tener que rendirme al encanto de una saga que me ha adentrado en un género nunca antes explorado (o disfrutado, más bien) ha supuesto una experiencia muy interesante. Sigo defendiendo la postura de que, cuando una persona tiene cien mil obligaciones que le impiden disponer de todo el tiempo que le gustaría para leer, es preciso que se vuelva selectiva. Es el motivo por el que, durante años, he descartado sagas enteras por no pertenecer a mis géneros favoritos o, simplemente, por no llamarme la atención al primer vistazo. Sin embargo, este año he luchado contra la inicial repulsión hacia los megafenómenos de masas y me he rendido ante dos obras que, hace ahora un año, no me provocaban ni el más mínimo interés: Canción de Hielo y Fuego, por un lado, y Los Juegos del Hambre por otro. Las causas han sido muy diferentes. En el caso de la saga de George R. R. Martin, creo que jamás habría dado el paso de no ser por la maravillosa primera temporada de la serie de televisión. Y, en el segundo caso, tengo que darle las gracias a Ikima por habérmelo recomendado tan efusivamente, porque se merecía eso y más.
Todo esto tiene una parte mala, por supuesto, que no es otra que el haber tenido que aumentar mi lista de libros pendientes de leer y, por ende, la wish list de obras que espero que cualquier alma caritativa me regale por cualquier ocasión especial, porque si ya de por sí lo que peor llevo de una situación económica un poco precaria es no tener más dinero para comprar libros, ahora la cosa se ha puesto todavía peor ;)
Sin embargo, no sólo de sagas anteriormente repudiadas y posteriormente amadas ha vivido este 2011. He leído otras cosas que me han marcado y, resumiendo, voy a tratar de enumerar los momentos lectores que guardo con más cariño de este año que termina:
- Los ratitos culpables que le robé a mis obligaciones (es decir, el absorbente proyecto de fin de curso) para leer En el corazón del sueño, de Carmen Pacheco, y cómo me encantó su perfecta combinación de momentos emotivos y otros tantos de muchísimo mal rollo.
- Los primeros días de vacaciones de verano, tras terminar con el infernal fin de curso, leyendo Lunar Park. Ya escribí un post sobre el libro de Bret Easton Ellis y cómo me marcó su manera de retratar los demonios literarios que atormentan a todo escritor obsesivo que se precie :)
- Los largas mañanas de verano absorta en Juego de Tronos, y cómo los pasajes de Invernalia conseguían, en ocasiones, evadirme del abrasador calor de Valencia.
- La fría tarde de sábado, no hace ni dos semanas, que me apoltroné en el sofá con el firme propósito de no levantarme hasta que terminase Los Juegos del Hambre, cuya primera mitad había tenido que leer, tortuosamente, a pequeños ratitos, durante los últimos días de entrega de trabajos de clase antes de las vacaciones de Navidad.
- La tarde que, aunque me había propuesto leérmelo despacio y con tranquilidad, acabé devorando Let's Pacheco! Una semana en familia y terminé llorosa por las sensaciones tan familiares (valga la redundancia) que me hizo revivir, y absurdamente frustrada por lo cortísimo que se me hizo.
Seguramente habré leído algo más que me encantó, pero ahora mismo no soy capaz de recordarlo, así que imagino que no me marcaría tanto.
Para este año apocalíptico que está a punto de comenzar, tan sólo espero que sea igual de enriquecedor que el que se va. Eso, a nivel lector. A nivel personal no me cabe duda de que lo será, aunque sólo sea por la avalancha de situaciones nuevas que se me vienen encima. A nivel escritor, y ya que auguro varios meses de no tener nada de tiempo para escribir, me dedicaré a pensar en positivo y repetirme que la obra que presenté al BdV es maravillosa y podría ganar, y que la antología Aenigma Veneris se extenderá como la pólvora y se hará famosa. Porque, ¿acaso no se supone que el pensamiento positivo atrae hechos positivos? :)
¡Que paséis tod@s un feliz fin de año!
domingo, 18 de diciembre de 2011
Tráiler de Los Juegos del Hambre - Versión alternativa
Y de paso aquí tenéis el cartel promocional de la película. La de verdad.
viernes, 9 de diciembre de 2011
Elipsis psicológica
viernes, 25 de noviembre de 2011
A mí también se me acerca el invierno
sábado, 19 de noviembre de 2011
Tráiler de Los Juegos del Hambre
http://video.es.msn.com/watch/video/exclusiva-msn-los-juegos-del-hambre/4pkvx85y
martes, 4 de octubre de 2011
Aenigma Veneris
Mi relato, La playa del faro (aunque no me gusta nada la autopromoción), ha sido seleccionado, por lo que si, cuando se publique la antología (de lo cual seguiré informando), le echáis un ojo, podréis venir luego por aquí a contarme qué os ha parecido, o a tirarme piedras o lo que sea ;)
Me quedé sin saber si alguna lectora del blog se decidió al fin a participar (y sigo sin saberlo, ya que desconozco vuestros nombres reales, en la mayor parte de los casos), e imagino que, si alguna lo hizo, ya habrá estado al tanto y conocerá la lista. ¿Alguna compañera de antología entre las presentes? :)
Bueno, poco más. A pesar de que comencé las clases hace un par de semanas y voy escasa de tiempo para casi todo, intentaré sacar otro ratito durante esta semana para el post que me rondaba por la cabeza.
¡Saludos!
jueves, 15 de septiembre de 2011
Personajeando
Cuál es el personaje...
- que más has odiado.
- que te ha enamorado.
- que representa la pureza.
- que representa la maldad.
- más plano y mal construido.
- más complejo.
- que te ha engañado (es decir, que te ha hecho creer que era algo y ha resultado ser muy distinto)
- más acorde con tu propia personalidad.
- que tiene mejor corazón.
- más mezquino.
- más inteligente.
- más tonto.
- que te ha dado más pena.
- más hipócrita.
- más mágico/maravilloso.
- más luchador.
sábado, 27 de agosto de 2011
Se acerca el invierno
miércoles, 24 de agosto de 2011
De nuevo en la cara A
No es la única contradicción. Si lo medito profundamente, como intentaré hacer, es probable que no piense muchas de las cosas que dije, pues me dejé llevar al buen tuntún; yo diría que prácticamente escribí en trance. Por otra parte, el problema personal del que hablo no tiene nada que ver con la literatura a pesar de que yo lo hubiese intentado enfocar de forma literaria. Vamos, que me he metido el zapato con calzador.
lunes, 15 de agosto de 2011
Ortografía en la red
Google penalizará las páginas que contengan faltas de ortografía
viernes, 12 de agosto de 2011
Campanita del lugar
miércoles, 3 de agosto de 2011
Antología de escritoras
Como su propio nombre indica, se trata de una antología para escritoras. Se pueden aportar relatos de cualquier temática dirigidos a público adulto. Podéis consultar las bases aquí. Tenéis hasta el día 10 de septiembre para aportar vuestras obras. Los relatos seleccionados serán publicados en formato ebook gratuito, que será promocionado por diversos medios.
La finalidad de Albis Off es mantener una publicación estable y regular que tenga su propio lugar y personalidad en la red, así como otros objetivos editoriales que surjan con el tiempo.
Por mi parte, sólo me queda animaros a que participéis :)
jueves, 28 de julio de 2011
¡Enhorabuena!
Aquí tenéis el enlace:
http://laventanadeloslibros.blogspot.com/2011/07/un-sueno-que-se-cumple-me-publican.html
¡Desde aquí un inmenso enhorabuena!
Seguiremos el ejemplo de tu empeño para no rendirnos nunca hasta conseguirlo.
domingo, 10 de julio de 2011
Demonios literarios
Hasta hace poco no tenía ninguna opinión fundada sobre Bret Easton Ellis. Le conocía básicamente por ser el autor de American Psycho, pero, si bien había visto la película, no había leído ninguna de sus novelas. También conocía su fama de enfant terrible de la literatura norteamericana, esa posición de autor que sólo puede ser adorado u odiado, como suele suceder con todos los artistas, digamos, extremos.
En un corto espacio de tiempo (pocos meses), he leído Menos que cero y Lunar Park, y creo que no podría haber escogido dos obras más contrastadas. Me hace gracia, después de haber leído varias reseñas de novelas suyas, que aún a día de hoy mucha gente siga considerando a Easton Ellis como el típico escritor cuya fama radica únicamente en la polémica y en tocar temas prohibidos, cuando, en mi opinión, su trayectoria y evolución como escritor no podrían resultar más ascendentes, además de impresionantes. Pero no me voy a embarcar en un discurso sobre la obra, en conjunto, de Easton Ellis. Tal vez más adelante, cuando haya leído más obras suyas.
Lunar Park, además de poseer un capítulo final que se ha convertido en uno lo de los textos más impresionantes, escalofriantes y bellos que he leído en mi vida, y además también de ser una novela que me mantuvo en tensión e incapaz de pensar en otra cosa desde la primera a la última página, trata un tema que creo que nos toca de lleno a todos los escritores: los personajes que se vuelven tan importantes que casi ganan autonomía propia, que nos obsesionan como si de personas reales se tratasen.
Y es que creo que, si tuviese que definirme como escritora con una palabra, creo que ésta sería obsesiva. Y sé que Ikima me entenderá a la perfección, porque a ella le sucede igual (tal y como ha comentado en varias ocasiones).
Cuando escribo, a veces me sumerjo de un modo tan absoluto en la historia, que casi pierdo de vista mi propia vida. No se trata sólo de pasar la mayor parte del día pensando en el argumento del relato / novela, devanándome los sesos sobre qué debe venir a continuación, o repasando mentalmente lo ya escrito, o recreando futuros diálogos. No es sólo eso. Es que, literalmente, casi dejo de ser yo. Empiezo a pensar como el / la protagonista de la obra, y lo observo todo desde sus ojos. Este proceso no suele pasar de inofensivo cuando se trata de un relato corto, o cuando el argumento de la obra no posee demasiada carga emocional. Pero si el relato es muy personal, o toca temas más complicados o incómodos para mí, todo esto puede llegar a ser realmente agotador.
Los demonios que atormentan al protagonista (es decir, el propio Bret Easton Ellis) en Lunar Park no se limitan a este fenómeno, ni son estrictamente literarios. De hecho, abarcan otros muchos campos y se manifiestan de modos verdaderamente terribles. Pero me he sentido identificada con buena parte de la novela, especialmente con cómo a veces nuestros personajes ya creados y, en teoría, finiquitados, se niegan a guardar silencio y continúan atormentándonos.
Es algo que he experimentado, aunque, por suerte, no con todos mis personajes. En ocasiones, y por muy agotador que haya sido el proceso de creación de la obra, todo se queda ahí: la termino y la obsesión desaparece, me libera. Así ocurrió en mi última novela terminada, que me agotó muchísimo emocionalmente, pero que una vez terminada me dejó tranquila y en paz. En otras ocasiones, en cambio, los personajes se niegan a irse a dormir y continúan ahí, observándome ceñudos como si no estuviesen de acuerdo con mis decisiones. Supongo que, tal vez, todo esto obedece a una premisa bastante simple: lo conforme o no que me haya quedado con el resultado final. Y por eso siempre suelen atormentarme los personajes de obras inconclusas, o de aquellas obras terminadas con las que no estoy del todo contenta, y que por ahora se encuentran en una especie de limbo, a la espera de que algún días las retome y decida qué demonios hacer con ellas.
Al margen de todo esto, sólo puedo recomendaros (por si todavía no ha quedado clara mi opinión al respecto) que leáis Lunar Park.
Y, ahora sí, os dejo ya.
¡Saludos!
miércoles, 6 de julio de 2011
Aterrada
jueves, 30 de junio de 2011
Verano de clásicos
En fin, seguro que aprendo cosas interesantes de ellos y que podré compartirlas aquí con vosotros.
martes, 7 de junio de 2011
De la literatura a la fama y viceversa... Sobretodo viceversa
Pero claro, luego llegan tontos como yo a la mesa de los 5 euros, y se lo llevan en un lote de cuatro libritos infumables. Al fin y al cabo le estoy dando la razón a la editorial mediocre. Publicar a famosillos es un buen negocio, y publicarnos a nosotros tirar su dinero a la basura.
miércoles, 1 de junio de 2011
Feria del libro de Palma
Si queréis más información, en teoría podéis verla también en http://llibreterpalma.blogspot.com/, aunque por el momento no está muy completa.
Ya colgaré algunas fotos si me acuerdo de hacerlas y comentaré por aquí algunas de mis impresiones.
Un saludo a todos.
viernes, 27 de mayo de 2011
Los nuevos caminos de la literatura
domingo, 22 de mayo de 2011
Entrelectores
Entrelectores
Se pueden votar y comentar libros y aparece una recopilación del top 5 de la semana.
Lo que me ha resultado más gracioso es que en los comentarios hay una etiqueta que te advierte "Atención: este comentario contiene spoiler", de modo que puedes decidir no leerlo para que no te chafe el libro.
Una buena opción para llegar a libros que tal vez desconozcamos, porque no hay mejor forma de descubrir joyitas que a través del boca a boca.
sábado, 21 de mayo de 2011
El Mundo a la Parrilla
lunes, 16 de mayo de 2011
Bendita indignación
Ayer pasé gran parte de la tarde con la piel de gallina.
Mientras avanzaba pasito a pasito por la avenida desierta, en dirección a la Plaza de España, mi yo más pesimista presentía una decepción mayúscula. Me curaba en salud: “Ya verás, no va a haber nadie”; “habrá cuatro gatos desperdigados y tendremos que irnos por donde hemos venido”. Pero cuando llegué a la plaza el corazón empezó a latirme con fuerza y los ojos se me pusieron como platos. No me lo podía creer. El llamamiento a través de la red de los indignados y los desencantados había cuajado más allá de cualquier expectativa.
Como soy una idealista incurable, me permití el lujo de soltar un par de lágrimas detrás de mis gafas de sol y de sentirme orgullosa de toda la gente que había alrededor de mí. Hasta llegué a plantearme seriamente que hay ESPERANZA, que el país “donde nadie se mueve” se está moviendo desde las entrañas y hasta las puntas del pelo. ¡Qué bonito!
Gracias a todos los españoles que ayer salieron a la calle para exigir un mundo mejor, el mundo que tendrán nuestros hijos, más allá de ideologías, creencias y política.
Hace un par de días vi en los informativos un prototipo de avioneta que funcionaba únicamente con energía solar. Cuando le preguntaron al ingeniero que la había diseñado sobre su aplicación a la aviación comercial, dijo algo así como: “Sería de locos decir que es posible, pero sería de idiotas decir que es imposible”.
Esta frase que tanto me llamó la atención fue el preludio perfecto de lo que sentí ayer.
Seamos locos. Es infinitamente mejor que ser idiotas.
martes, 26 de abril de 2011
De vuelta
En fin, creo que hay tantas cosas de las que quiero hablar, que o escribiré un post de dos kilómetros o acabaré resumiendo tanto que no diré nada.
Bueno, como ya dije en varios comentarios por ahí abajo, he estado muy muy perdida debido a mis estudios. El año pasado decidí dar un enorme paso y ponerme de nuevo a estudiar, después de muchísimas dudas y muchísimo vértigo. Quería estudiar algo relacionado con el Diseño Gráfico, que me encanta, pero el caso es que, a nivel público, lo más parecido (si exceptuamos estudios abiertamente artísticos como Bellas Artes) es Diseño y Producción Editorial. Muchos de mis compañeros de clase se tiraron de los pelos en cuanto se dieron cuenta de que este ciclo se centra mucho más en la actividad editorial que en el diseño, pero en fin... Yo no me puedo quejar :)
Creo que lo más importante que me ha sucedido en los últimos meses, además de estar disfrutando con los estudios, es que he recuperado la motivación para volver a escribir. Y no es que ahora vea la quimera de publicar como algo más cercano o posible (más bien al contrario: conocer más de cerca el negocio editorial me está haciendo comprender hasta qué punto son importantes los beneficios y asegurarse de que una obra, ante todo, se venda bien, por lo que no es fácil apostar por proyectos arriesgados), sino porque estoy redescubriendo el encanto (que últimamente se me había hecho un poco difuso) de contar historias, sobretodo porque ahora no sólo me fijo en el contenido sino en el continente: cómo hacer que un libro no sólo sea bueno en lo que cuenta, sino que vaya acompañado de un formato, materiales, ilustraciones, maniobras de marketing que se adapten a sus características. Y es que todo forma parte de lo mismo: darle forma a las historias, hacerlas accesibles y atrayentes. No sé si alguna vez lograré publicar, pero de momento me encuentro con el proyecto de fin de curso entre manos: tengo que producir, de principio a fin, una obra literaria, y he optado por una de mis novelas infantiles. He tenido que realizar un estudio de la competencia, voy a tener que decidir materiales y formato, y estoy supervisando la creación, por parte de un artistazo en potencia muy cercano, de las ilustraciones. Y no, no es lo mismo que escribir, pero me parece otra faceta apasionante del proceso creativo.
También me gustaría hablar de cuánto estoy alucinando en los nuevos modos de contar historias, y es que últimamente la LIJ me está maravillando en ese sentido hasta el punto de hacerme sentir aún más criaja de lo que a veces soy :P. Cada vez son más las novelas interactivas que no sólo ofrecen una historia en formato libro, sino que complementan la misma a través de vídeos y pistas rastreables por la red, creando una confusa sensación de no saber dónde termina la realidad y comienza la ficción. Dentro de este estilo he terminado de leer recientemente Proyecto Amanda: Invisible, y no sólo he disfrutado con la historia, sino que estoy ahora disfrutando con todo lo que hay montado en la página web, pero no voy a extenderme con esto porque creo que podría escribir un post entero dedicado a ello.
Por lo demás, vuelvo a tener inspiración por primera vez en mucho tiempo. Dudo que pueda dedicarme mucho a escribir hasta que termine el curso, porque ahora me queda un mes y medio para terminar y voy a estar ocupadísima (bueno, como he estado desde octubre: en este ciclo no dan tregua), pero espero poder aprovechar en verano e ir dándole forma al nuevo proyecto. Tal vez me encuentro más animada porque hace tiempo que no me presento a ningún certamen y se ha ido diluyendo en el tiempo la sensación de desazón que supone no lograr nunca nada, pero, sea como sea, me alegro de volver a tener ganas de escribir.
Y por ahora poco más, que por mucho tiempo que llevase sin aparecer por aquí, no se trata ahora de hacerme cansina.
Hasta luego!
viernes, 4 de marzo de 2011
Amnesia
Alguna vez he defendido por aquí que poseer memoria de pez es una gran ventaja. Para convencerme a mí misma de que esto era más cualidad que defecto, me basaba en el siguiente hecho demostrable: como olvido, puedo leerme un libro varias veces sintiendo la misma intriga porque, salvo honrosas excepciones que me han marcado muy profundamente (en el alma, supongo), no recuerdo, como quien dice, ni quién era el asesino. Mi mente tiene la particularidad de diluir recuerdos —buenos y malos—, lecturas, conocimientos y hasta hechos de considerable trascendencia en mi vida.
Conmigo no sirve eso de “mecanismo de defensa para olvidar lo negativo”. Yo lo olvido todo, sin discriminar. El monstruo comerrecuerdos que vive en mi cerebro es completamente ecuánime.
Ya sé que todos olvidamos, que el olvido es algo normal, que nuestra memoria tiene capas y se dedica a borrar los datos superfluos mientras dormimos… pero tengo que admitir que llevo un tiempo en el que mis lagunas mentales han pasado de ser una especie de cháchara eterna —releo felizmente, no guardo rencor a nadie, el sufrimiento no se eterniza— a alcanzar extremos verdaderamente preocupantes.
Ahora, en ocasiones ofendo a la gente quedándome completamente en blanco en mitad de una conversación y preguntando a mi interlocutor con cara de susto: “Perdona… ¿de qué estábamos hablando?”. Y cuando digo “en mitad de la conversación” es algo literal, ¡ocurre en una fracción de segundo! Naturalmente, todos lo achacan a mi falta de atención o a mi considerable capacidad de enmimismamiento, pero prometo que no es así. Yo estoy poniendo los seis sentidos en mantener esa conversación y, de pronto, la tierra bajo mis pies se convierte en un precipicio. Y me caigo. Por más que intento recuperar el control, recordar de qué hablábamos… ¡Qué angustia, por favor! Es como cuando te aprendes la lista de la compra de memoria pensando que no te faltará nada y al final sabes que te dejas algo pero no logras recordar el qué hasta que llegas a casa.
Desde aquí mis disculpas a todos esos interlocutores ofendidos o simplemente sorprendidos, que no pueden creerse que una persona de mi edad y que se pasa la vida estudiando esté perdiendo sus conexiones neuronales por quién sabe qué misteriosos entresijos de la mente humana.
En realidad tener mala memoria (situación estática), o lo que es verdaderamente alarmante, ver que no para de empeorar (situación dinámica y cuesta abajo), es una muy mala noticia para mis tímidas aspiraciones literarias. Pero bueno… no es, desde luego, el único obstáculo que hay que saltar en estas lides. Y los saltaré. Vaya si los saltaré. Siempre y cuando, claro, que no se me olvide.
jueves, 10 de febrero de 2011
Vocación y felicidad
viernes, 28 de enero de 2011
Nu-e-va/es-cla-vi-tud
Un día pulsaré un botón (o daré una orden de voz) y un artilugio de nombre impronunciable (siglas y muchos números, pongamos por caso TSW-8100) me pondrá el pijama, me traerá una comida recién hecha a mi elección y después me lavará los dientes; elegiré un libro en la pantalla táctil de su barriga y él me lo leerá con voz robótica: “En/un/lu-gar/de/la/Man-cha/de/cu-yo…”. Quién sabe, quizá el fantástico e inigualable TSW-8100 hasta me arrope con mimo y me dé un beso de buenas noches.
Todo esto sucederá mientras, dos calles más allá, hay un hombre entre cartones muriendo de hambre, o de frío, que es más devastador. No me cabe la menor duda de que dentro de dos o tres siglos seguirá habiendo cartones y portales (o en su defecto bancos de parque o cajeros automáticos) en los que pueda dormir un paria en las noches de invierno. Y cada vez más.
Yo no duermo en ningún banco, y por ello parece que tengo que levantarme cada mañana dando las gracias a un ente imaginario: por tener trabajo, por tener ropa, por dormir bajo techo, por comer comida caliente. Y seguramente sea así, pero hasta cierto punto. Será así si establecemos la vida como algo comparativo, algo relativo a la existencia de otros y, por supuesto, mirando en todo momento hacia abajo. ¿Cómo tengo la desfachatez de quejarme cuando hay otros que están tanto peor que yo?
Pues me quejo porque aplico una visión global, es decir, por lo siguiente: ya es bastante con ver gente que lo pasa mal como para tener que vivir con la certeza de que en los años venideros habrá aún más gente que lo pasará mal; y que la que hoy lo pasa mal, mañana lo pasará peor.
Hoy tengo techo, hoy como, pero… ¿quién me garantiza que, tal y como están las cosas, no sea mañana una de esas personas que mueren entre cartones mientras, dos calles más allá, el TSW-8100 le lee El Quijote a mi “vecino”?
El sistema nos está empobreciendo para enriquecerse, y nuestro empobrecimiento nos hace esclavos. No sólo está mermando nuestros bolsillos: también nuestra cultura, nuestra educación, nuestros cuestionamientos. Nos está esclavizando de la peor manera posible: la psicológica, convirtiéndonos en rostros de boca abierta y baba colgando que miran sin saber qué.
¡Bienvenidos a la nueva esclavitud! Trabajad más horas, consumid, producid, consumid, producid, sacad el ocio del tiempo de sueño… Y seguid impasibles, no sea cosa que mañana no haya con qué comprarse el TSW-8100, que me han dicho que está a punto de salir al mercado.
Decía Einstein que el mundo es muy peligroso, no por las personas malvadas, sino por las que se quedan sentadas sin hacer nada.
Yo os insto a hacer algo: escribir. Tal vez toda esta reflexión no sea muy literaria; pero no hay nada que deje más huella en la literatura que el desencanto. Yo, que no sé de economía, ni de leyes, ni tampoco de armas, no conozco ninguna otra forma de rebeldía.
martes, 25 de enero de 2011
Dialogando
Creo que los diálogos no se me dan del todo mal. No sé por qué no los uso con mayor profusión y dejo que le coman un poco de terreno a la narración “pura y dura”. Cuando leo algo con bastante diálogo, si éste convence, noto dos efectos fundamentales:
1.- Los personajes se vuelven más tridimensionales (si es que esto es posible pues, en verdad, o lo son o no lo son), se hacen más reales o, al menos, más creíbles. Mediante los diálogos su carácter queda patente y se les pone en situaciones habituales, lo cual confiere veracidad y también ayuda a que, como lectora (o como ser humano, simplemente), conecte más con ellos. Hasta mis personajes me caen mejor cuando hablan, me los creo más, empiezo a entenderles.
2.- El texto resulta fluido y fácil de seguir, la carga textual se aligera. Esto, claro está, siempre y cuando no sea un diálogo megaculto requeteprofundo que habla sobre el origen de la humanidad y cosas por el estilo. Las páginas con diálogos bien trabajados, que se asemejen a las conversaciones reales, pasan volando.
Así pues, os propongo trabajarlo con el siguiente ejercicio que yo estoy llevando a cabo: coger un texto en forma narrativa en el que sucedan cosas entre varios personajes y convertirlo a “diálogo puro”, como si se tratase de una obra de teatro pensada para una representación.
Y hasta aquí el post de hoy.
Como veis, un poco corto, pero quiero intentar dar señales de vida con más frecuencia y por algún sitio hay que empezar a sangrar.
viernes, 14 de enero de 2011
Influencias peligrosas
Sé que un libro me ha marcado de por vida cuando, después de leerlo, paso semanas librando una lucha a muerte contra el demonio de la imitación. Una cosa es aprender con la lectura de un libro y otra muy distinta tratar de clonarlo. Pero cuando una obra me impacta, me llena, me hierve en la sangre, es como si embruteciera mi faceta de escritora. Tardo cierto tiempo en recuperar mi propia voz narrativa y siento palpitando en mis sienes una impotencia terrible: la de saber que yo jamás seré capaz de escribir algo así. Algo que te marca una letra a fuego como a una res de su propiedad y que te atrapa y te posee más allá del momento mismo de la lectura.
Lucho como puedo contra esa vocecita que habla en mi mente de una forma tan semejante al libro recién leído. Pero no tengo éxito. Llevo unos días en que todas las frases que me salen son en presente, en primera persona y están manchadas de sangre. De modo que he tenido que darle un respiro al libro que estoy escribiendo ahora mismo, dejarlo enfriar antes de que se contagie de las ideas de otro. Lo continuaré cuando hable yo y no la burda imitadora.
Porque –y los que la hayáis leído probablemente ya sepáis a qué me refiero– la obra que está escrita en primera persona y en presente es la trilogía de Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins.
Desde entonces sigo dentro de la arena y todavía no he conseguido salir. Jamás había leído un libro con semejante voracidad. Sabía que me dejaba llevar por una obsesión que rozaba lo insano, pero no deseaba ponerle freno. La historia es brutal en todos los sentidos de la palabra (aunque también hay amor, ternura, lucha, rebeldía…). Pero, sobretodo, es INTENSA. Asusta un poco el poder que puede alcanzar la literatura, lo hondo que puede llegar… Hasta puede trastocar nuestros puntos de vista.
Se habla con frecuencia de cuáles son los temas adecuados en literatura juvenil. Se menciona la sangre, y la muerte, y la violencia, y se debate durante líneas y líneas sobre si es o no es adecuado, y se habla de valores, y de protagonistas de buen corazón que lo dan todo por los demás y nunca se comportan de forma inadecuada, y más sangre, y más violencia… que si sí, que si no… La monserga de siempre, hasta que llega un libro brutal y violento que acierta de lleno en la diana del instinto y nos cierra la boca a todos. Ahí va un consejo influenciado por el demonio del que antes hablaba: olvidad por completo lo políticamente correcto. El ser humano no es más que un animal y elegirá al que necesite para sobrevivir.