Se habla con frecuencia en los foros de escritura del miedo al papel en blanco. Yo nunca lo he sentido porque normalmente me enfrento al papel en blanco cuando ya tengo una frase en la cabeza con la que emborronarlo. Sin embargo, sí que hay un miedo que me paraliza y que al fin he decidido enfrentar: la lectura de un primer borrador muy concreto.
En febrero de 2010 di por finalizada la obra que me ha llevado más tiempo y más esfuerzo, y también la que me ha tocado más profundamente. Se titula La gran obsesión de Eduard Codín, y en verdad que fue mi propia obsesión durante mucho tiempo. No podía dejar de pensar en la trama, en los giros, en los escenarios y, naturalmente, en los protagonistas. De vez en cuando aún pienso en los personajes, los siento como si existieran, como si vivieran en un mundo paralelo, y el argumento me atrapa por completo. Y ahora he decidido que, después de año y medio acumulando polvo, ya es momento de empezar a leer el primer borrador y de hacerle los primeros cambios.
Estoy muerta de miedo, tal vez, precisamente, porque la historia me apasiona. ¿Y si no he sabido transmitir esta pasión en el escrito? ¿Y si la historia que está plasmada en mi cabeza no se plasma del mismo modo en el papel? ¿Y si el lector no comprende a Eduard, le juzga, le condena?
En fin... sólo de pensarlo me entra vértigo y un cosquilleo en la boca del estómago. Si la decepción resulta mayúscula tendré que plantearme muchas cosas.
(Soy Violet en anónimo otra vez... Últimamente no hay modo de entrar en mi cuenta, no sé qué pasa :/)
ResponderEliminarMucha suerte con la revisión!
Antes que nada, tengo una duda: ¿siempre dejas descansar tanto tiempo los borradores? Reconozco que yo tengo unos cuantos, escritos hace años, que ahí están también cogiendo polvo, a la espera de que algún día me decida a volver a cogerlos, aunque sea para tomar alguna decisión sobre si tienen algo que se pueda salvar, o debería directamente olvidarlos... Pero, en cualquier caso, son historias escritas hace mucho, antes de plantearme en serio lo de escribir (es decir, mucho antes de empezar a enviar cosillas a editoriales, y, por lo tanto, mucho antes de comenzar a intentar escribir "bien" de verdad). Con las historias que escribo ahora mismo sería incapaz de dejarlas paradas tanto tiempo, soy demasiado impaciente :) Pero por otro lado, me parece una maniobra efectiva: un descanso prolongado siempre hace que, después, podamos ser mucho más críticos. Y eso es lo terrorífico, por supuesto.
Bueno, espero que vaya bien y que la decepción no sea mayúscula, ni tan siquiera minúscula. Y, aunque lo fuera, no desesperes: si esa historia significa tanto para ti, tendrás que seguir luchando por ella!
Y sobre las historias que se convierten en auténticas obsesiones es de lo que quiero hablar en breve, en el próximo post...