Creo que los diálogos no se me dan del todo mal. No sé por qué no los uso con mayor profusión y dejo que le coman un poco de terreno a la narración “pura y dura”. Cuando leo algo con bastante diálogo, si éste convence, noto dos efectos fundamentales:
1.- Los personajes se vuelven más tridimensionales (si es que esto es posible pues, en verdad, o lo son o no lo son), se hacen más reales o, al menos, más creíbles. Mediante los diálogos su carácter queda patente y se les pone en situaciones habituales, lo cual confiere veracidad y también ayuda a que, como lectora (o como ser humano, simplemente), conecte más con ellos. Hasta mis personajes me caen mejor cuando hablan, me los creo más, empiezo a entenderles.
2.- El texto resulta fluido y fácil de seguir, la carga textual se aligera. Esto, claro está, siempre y cuando no sea un diálogo megaculto requeteprofundo que habla sobre el origen de la humanidad y cosas por el estilo. Las páginas con diálogos bien trabajados, que se asemejen a las conversaciones reales, pasan volando.
Así pues, os propongo trabajarlo con el siguiente ejercicio que yo estoy llevando a cabo: coger un texto en forma narrativa en el que sucedan cosas entre varios personajes y convertirlo a “diálogo puro”, como si se tratase de una obra de teatro pensada para una representación.
Y hasta aquí el post de hoy.
Como veis, un poco corto, pero quiero intentar dar señales de vida con más frecuencia y por algún sitio hay que empezar a sangrar.
Curioso ejercicio. Probaré.
ResponderEliminarMe ha venido a la cabeza "Mañana en la Batalla piensa en mí", que tenía en mi opinión precisamente un fallo en los diálogos. Todos hablaban igual, hasta el Rey.
Siempre he pensado lo contrario, que un exceso de diálogo es señal de limitación narrativa. Un ejemplo es la literatura suave con páginas y páginas de diálogo que no van a ningún sitio, en contraposición con autores más densos. En El Perfume por ejemplo el diálogo es casi inexistente, o en Cien años de soledad, pero ambos cuentan con algunos de los personajes más vivos y tridimensionales que recuerdo. Los diálogos te permiten oír, pero la narrativa pura majena los 5 sentidos a la vez :)
ResponderEliminarRafa: Eso que has dicho me parece muy importante. Que todos los personajes hablen igual me parece una metedura de pata de impresión. A mí me viene a la mente (ya lo he comentado alguna vez) "El juego del ángel", de Ruiz Zafón, cuyos diálogos me parecían de lo más inverosímil del mundo porque, si versaban sobre temas profundos cualquiera parecía filósofo, y si pretendían ser diálogos "coloquiales" todos los personajes eran sarcásticos y mordaces; vamos, auténticos prodigios del ingenio. Para mí esto tira un libro abajo y en este caso, si no se domina bien la técnica, es mejor prescindir de los diálogos.
ResponderEliminarTheupwardspiral: Bueno, "páginas y páginas de diálogo que no van a ningún sitio" no es usar el diálogo, es no tener nada que decir :) También hay quien narra sin ir a ningún sitio y se pierde por el camino.
Es muy bonito eso último que has dicho sobre manejar los cinco sentidos. También hay que tener en cuenta que has puesto como ejemplo al que para mí es el gran maestro de la narración, García Márquez.
Sin embargo, a nivel técnico, hay que tener algo muy presente: "Cien años de soledad" tiene un narrador omnisciente. Puede prescindir plenamente del diálogo si le viene en gana; pero esto no siempre es así. Dependerá del planteamiento de nuestra obra.
Por ejemplo, en mi caso, estoy actualmente trabajando en una obra que tiene dos protagonistas. Mi narrador no es omnisciente. Cuando narro desde el punto de vista del personaje 1 sólo se sabe lo que ve, presencia, piensa y siente dicho personaje, y lo mismo para el personaje 2. Así pues... ¿cómo puedo hablar de los restantes personajes de la obra? Con este planteamiento narrativo sólo podría acercarme a ellos desde los recuerdos o las opiniones de mis protagonistas, lo cual me parece insuficiente. Sin embargo, si les doy voz de forma directa, los personajes secundarios pueden aparecer tal cual son o como ellos desean mostrarse, sin filtros previos.
En fin, ¡menudo comentario inmenso! Espero haber aclarado lo que quería decir...
¡Y muchas gracias por vuestras aportaciones! ¡Me encantan!
Estoy con Ikima, los diálogos cumplen para mí una función importante de resumen y ligereza. Si están inmersos en el texto con una función de aligerar hacen las narraciones menos pesadas.
ResponderEliminarSaludos