lunes, 26 de octubre de 2009

Seudónimos

Publicar bajo seudónimo: ¿ser quien no se es o ser quien se es realmente?

Cuando buscamos la palabra seudónimo en el DRAE, en la primera acepción, aparece lo siguiente:

1. adj. Dicho de un autor: Que oculta con un nombre falso el suyo verdadero.

Ignoro qué motivos le llevaron a ello, pero, cuando Julio Cortázar publicó su primer libro, un poemario llamado Presencias (allá por 1940, si no voy equivocada) lo hizo bajo el seudónimo de Julio Denis. Quizá fue un capricho, quizá su faceta literaria era poco conocida en su entorno, o tal vez pensó que ese seudónimo le definía mejor o resultaba más atrayente. El caso es que no volvió a utilizarlo, y a partir de entonces, todos sus escritos aparecieron a cara descubierta.

Hoy en día, cuando las estrategias de marketing hacen que la mediatización del autor aumente las ventas, la posibilidad de firmar con seudónimo una obra parece reducida al ámbito de los concursos, en los que se quiere transmitir una imagen de transparencia (paradoja en marcha) y de legalidad. Pero pensado fríamente no es más que una forma de identificación como pueda ser llamarse Carmelo Mellado o Eduard Codín y, como todo, la posibilidad de una trampa siempre estará ahí mientras haya voluntad de ello. Así pues, con seudónimo o sin él, la honestidad siempre procederá del que desee ser honesto, y no del que lo haya de ser por imposición.

A mí, personalmente, la idea de publicar un libro con mi propio Julio Denis me atrae bastante, como un juego de identidades en el que la YO que todos conocen es una, y la YO que publica libros (si se diera el caso), otra distinta, aunque a la vez la misma, pero siempre de incógnito. Seguramente, la de mi seudónimo sería más yo que yo misma, con nombre y apellidos.

De esta forma, la cola de este escrito se deja morder por la boca.

Publicar bajo seudónimo: ¿ser quien no se es o ser quien se es realmente?

miércoles, 21 de octubre de 2009

Angustia adolescente

Escribo este post siguiendo un poco la línea del último de Ikima, sobre la esencia y la forma (este tema se hará eterno!).

Voy a aprovechar para comentaros una noticia que me apenó bastante hace poco: la muerte de John Hughes el pasado mes de agosto. No sé si le conocéis o si os importa lo más mínimo, pero fue el guionista de La chica de rosa y director de Dieciséis velas, Todo en un día y la mítica El club de los cinco (también de Sólo en casa y muchas más, pero eso ya lo considero otra etapa :P).

Yo siento auténtica pasión por todo lo relacionado con los años ochenta, y en particular me encanta el cine de la época, y si es juvenil más aún. Y, más concretamente, adoro las películas de John Hughes centradas en la adolescencia, sobretodo el trío protagonizado por mi eternamente adorada Molly Ringwald (Dieciséis velas, El club de los cinco y La chica de rosa). Creo que a John Hughes le debo gran parte de mi fascinación hacia esa etapa de la vida y el modo en que disfruto escribiendo historias juveniles.

Hace poco di con una entrevista que Molly Ringwald le hizo a John Hughes en su época esplendorosa (cuando ella tenía 18 ó 19 años). Me encantó porque se nota el buen rollo entre ambos, y sobretodo por cómo habla él de la adolescencia. Os pongo el link por si queréis echarle un vistazo:

http://frikituputamadre.wordpress.com/2009/08/11/a-hughes-conversaciones-con-ringwald-hughes/

Me hace gracia cuando menciona que muchos adultos le preguntan cómo lo hace para escribir tan buenos diálogos entre adolescentes, porque es como si se hubiesen olvidado de que la adolescencia es una etapa por la que todos hemos pasado. Si queremos crear una obra (libro, peli o lo que sea) dirigida a adolescentes, tan sólo basta con echar la vista atrás. Me parece muy triste que alguien de treinta y tantos años no sea capaz de ponerse en la piel de un adolescente, por mucho que haya llovido desde entonces.

Pero todo este tema, en realidad, me devuelve al asunto de la esencia y la forma. Cuando dije que mis dos novelas reescritas habían perdido fuerza en su segunda versión, me refería sobretodo al hecho de que, cuando las escribí por primera vez, yo era más niña, y hablaba de personajes que tenían mi misma edad. Por lo tanto, no era como lo que hago ahora (que es echar la vista atrás), sino que escribía directamente desde mi punto de vista del momento. A eso me refería con que hay ciertas características de un escrito que son irrecuperables. Yo puedo escribir para gente de 15 años porque sé cómo era yo entonces y puedo ponerme en su lugar. Pero el texto nunca será igual si echo la vista atrás y observo en perspectiva, que si efectivamente tengo 15 años y escribo según mi vida actual.

¿Quiere eso decir que lo ideal sería que las obras dirigidas a adolescentes estuviesen todas escritas por adolescentes? Pues no, claro, porque precisamente la visión en perspectiva es interesante, nos da amplitud de miras y nos ayuda a ver ciertas situaciones con más objetividad. Sin embargo, escribir una novela con 15 años nos limita a dicha situación, que siempre estará, queramos o no, demasiado condicionada por nuestra falta de experiencias y la ebullición hormonal típica de la adolescencia.

Con todo este caos de post creo que vengo a decir principalmente dos cosas: en primer lugar, que es muy importante no perder de vista la época sobre la que escribimos, por mucho tiempo que haya pasado desde entonces. Hay quien escribe para niños o jóvenes y parece que nunca lo haya sido, porque lo hace de un modo tan lejano que es difícil sentirse identificado. Y en segundo lugar, que, paradójicamente, hay muchas obras cuyo valor principal reside en estar escritas por gente muy joven, y que si bien no son obras maestras a nivel literario, contienen una angustia adolescente tan palpable que creo que eso mismo ya la has hace valiosas.

Se me ocurren novelas incluso tan emblemáticas como Rebeldes. S. E. Hinton la escribió muy joven y eso es algo que se nota cuando se lee, tanto para bien como para mal. Ahora puede parecer un tanto ingenua en algunos aspectos, un tanto absoluta e infantil en otros, a pesar del tema tan duro que trata... Pero no cabe duda de que si te la lees con 14 ó 15 años empatizarás de un modo total. Y con mi libro estrella (con el que planteé el ejercicio de puntuación) ocurre algo muy similar: si lo leo ahora, con 26 años, no puedo evitar caer en todos los detalles que demuestran que fue escrito por una chica que contaba entonces 18 ó 19 años. Puedo ser objetiva en cuanto a esos personajes excesivamente buenos o malos, ese modo de querer transmitir la sensación de estar de vuelta de todo pero en realidad no haber vivido mucho, toda esa angustia de estudiante marginado y fuera de lugar que piensa que todo el mundo le odia, incluso sus padres. Todos esos puntos me resultan ahora un tanto más lejanos, y no me cabe duda de que si la propia autora tuviese que reescribir la novela ahora mismo, más de 15 años después, saldría un producto totalmente distinto. Pero cuando la leí con 14 años me dio la impresión de estar interactuando con personajes reales, tan cercanos a mí que casi podía tocarlos con la mano. Y empatizaba tanto con todo lo que contaba, con esa angustia desmedida, que se tuvo que convertir sí o sí en mi libro favorito. Es un libro cuya esencia reside en ello, en toda la angustia adolescente que destila, y sigue siendo mi libro favorito aunque ahora ya no empatice tanto con todo lo que transmite.

Y una vez más no sé si me he explicado, pero a todo esto es a lo que me refería con la esencia. Desgraciadamente, creo que habrá sentimientos que tan sólo seremos capaces de plasmar con desgarradora fidelidad en una determinada época de nuestras vidas, y será inevitable que dicho sentimiento se deforme o desvirtúe conforme pasen los años. Pero eso no significará que el mensaje, como tal, sea incorrecto; simplemente habrá que situarlo en el contexto adecuado.

Y, de nuevo, la conclusión de todo esto es que tenemos ante nosotros la difícil misión de escribir cada vez mejor pero manteniendo intacta la esencia, el sentimiento que nos aborda en cada momento. Y en el caso particular de querer escribir para niños o adolescentes, deberemos encontrar el perfecto equilibrio entre lo que somos ahora como adultos y lo que fuimos hace años, contactar con ese niño o adolescente que llevamos dentro, porque sólo dejándonos poseer por él lograremos empatizar con ese público. Porque, como escribió Hughes para El club de los cinco, "Cuando creces, tu corazón muere" :)

lunes, 19 de octubre de 2009

Esencia y forma (con tu permiso, Violet)

En la línea de la última opinión de Violet en el post anterior, he escrito un comentario que me ha quedado bastante largo, por lo que al final he optado por ponerlo como un nuevo post. Siempre alegra entrar en el blog y ver que hay palabritas frescas.

Creo que Violet tiene toda la razón al afirmar que una cosa es la esencia de la obra y otra la forma, y el problema es lograr perfeccionar esta última sin tocar la primera. Supongo que es algo así como elegir la ropa y el maquillaje adecuado para estar mejor y a la vez seguir pareciendo nosotras mismas, sin que dé la sensación de que nos hemos disfrazado de otra persona. Por decirlo de algún modo.

Me consuela pensar que con los años aprenderemos a distinguir con exactitud dónde está la esencia de nuestra obra, y por ende sabremos modificarla sin empeorarla, sino potenciando lo mejor que tenga. Está claro que toda obra tiene una fuerza vital muy intensa que nace de nuestra pasión creadora, del placer absoluto por lo que hacemos, y cuando intentamos corregirla en un momento en el que ya no nos causa ese sentimiento tan parecido a un terremoto, es bastante improbable que derrumbemos las reticencias de lector alguno. Hay obras que tienen “ese algo especial que no se sabe qué es” y hay otras a las que “les falla algo pero no se sabe el qué”. Eso es la fuerza, la pasión, la vida que tienen sus palabras… Que para algo la literatura es un arte, y el que pretenda objetivarla hasta el extremo creará obras sumamente correctas, pero artísticamente muertas.

Por otra parte, corregir una obra con una exaltación excesiva, sin utilizar el criterio estricto por el que se guiaría un lector profesional, tampoco es lo más adecuado.

Así pues, lo ideal debe ser escribir con pasión —con el alma, que diría un poeta— y corregir con objetividad, sabiendo en todo momento dónde está la esencia verdadera de la obra para dejarla intacta después del proceso de edición.

Como tantas cosas en la vida… ¡Qué fácil que es decirlo y qué difícil hacerlo!

viernes, 16 de octubre de 2009

Despudrir manzanas

De cara al año que viene me he propuesto recuperar algunos libros que tengo escritos y que, por una u otra razón, no me convencen. La idea es hacer un listado exhaustivo de las cojeras que presentan y corregirlas, y así poder presentarlos también a algún otro concurso en lugar de tenerlos muertos de risa, aunque sólo sea por respeto al tiempo que en su día les dediqué. Pienso, además, que el proceso de tomar una obra desechada u olvidada e intentar enmendarla puede ser muy constructivo de cara a entrenar mi detector de errores (aún no muy desarrollado) y no volver a meter la pata en libros futuros. No sé si será posible, si habrá pasado mucho tiempo y los libros ya habrán tomado personalidad así como son, con sus mellas y sus cojeras, y no habrá quien los cambie. De ahí el título del post, ¿será tan imposible mejorar un libro tarado como intentar volver atrás el proceso de putrefacción de una manzana? Quién sabe… Y si no es posible, ¡espero que esa manzana podrida no me pudra las sanas que voy creando después!

¿Qué experiencia tenéis vosotros con la corrección de textos que no os convencen?

martes, 13 de octubre de 2009

Nueva etapa

Hoy me he dado de baja voluntaria en el trabajo. Me apena muchísimo, y tengo una especie de nudo en la garganta. No sólo por la pena, sino también por el miedo a no estar haciendo lo correcto, de tomar una decisión errónea. Llevo una temporada que intento salir hacia delante con trabajo, oposiciones y literatura, y al final todo se me ha convertido en una bola que se ha ido haciendo gigante hasta que mi salud mental ha dicho basta. La prioridad: la literatura. El futuro y la esperanza: las oposiciones. El deber: el trabajo. Y he optado por quitarme este último lastre, el de la obligación, decisión muy poco propia de mí (siempre tan responsable) y por tanto que me crea una gran angustia. Veremos, con el paso del tiempo, si ha sido una decisión adecuada. Tras el velo de angustia veo una lucecita: mientras me dedique a estudiar para sacarme una plaza con un horario que me deje tiempo para escribir, también tendré más tiempo de escribir. Entre estudio y estudio, una página… No paro de repetirme a mí misma que es la decisión correcta, que lo hago por Eduard Codín (como podéis deducir, un personaje de mi libro actual).

En fin, sé que éste no es un tema muy de este blog, pero… ¡necesitaba desahogarme! ¿Creéis que estoy loca?

viernes, 9 de octubre de 2009

Blog ficticio

Hola de nuevo,

Me he pensado mucho lo de escribir este post, más que nada porque el tema del que quiero hablar es algo de lo que he hablado a muy poca gente, y, de hecho, lo tenía bastante aparcado por no saber muy bien qué hacer con ello. Pero al final me he decidido a comentarlo, más que nada porque confío en vuestro buen criterio y ganas de hacer cosas, y me gustaría que le echarais un vistazo :)

Hace un año (además, hace exactamente un año!) se me ocurrió abrir un blog ficticio. Es decir, comenzar a desarrollar una historia pero en lugar de escribirla en plan novelado, hacerlo en modo epistolar en un blog, con una identidad falsa. La idea era ir desarrollándolo y ver si, en algún momento, alguien llegaba a dar con el blog y se creía la historia. Una especie de experimento, sí. Al final no pasó nada de eso, más que nada porque no supe qué hacer para darlo a conocer. El problema es que no podía ir por ahí pregonando el link a los cuatro vientos, porque entonces el supuesto realismo del blog no podría ser tal. Y, obviamente, un blog que no se publicita en absoluto no obtiene nuevos lectores fácilmente. Así que sí logré que dos o tres personas me dejaran comentarios involucrándose en la historia, pero fueron colegas míos :P (eso sí, aunque supe en todo momento que eran personas conocidas, algunos no me revelaron su identidad hasta el último momento, estuvo bien!).

En resumen, os dejo el link del blog en cuestión, que durante mucho tiempo he tenido cerrado (pensando qué hacer, si recoger todos los posts y novelarlos, o qué), por si queréis echarle un vistazo u os apetece hacer algo similar. He de decir que, mientras estuve en ello, y pese a no obtener ningún tipo de resultado sorprendente, me lo pasé muy bien!

http://diariodeunababysitter.blogspot.com/

La historia llegó a su fin, aunque debo decir que el final no termina de convencerme. Ya veremos si retomo la idea para abordarla con otro formato o qué; por ahora así está.

Hasta luego!

jueves, 8 de octubre de 2009

2º Ejercicio de puntuación

Hola! Bueno, como me gustó lo del ejercicio de puntuación, aquí estoy yo para proponer otro. En esta ocasión se trata de un fragmento de "El alma del vampiro", de Poppy Z. Brite, el que lleva siendo mi indiscutible libro favorito desde que lo leí por primera vez, hace más de diez años. Ahí va:

"no funciona dijo fantasma se averió hace mucho tiempo pero steve ya había metido la moneda la balanza crujió tintineó y chirrió una tarjetita amarillenta cayó por la ranura antes nunca había hecho eso dijo fantasma steve le alargó la tarjetita fantasma la leyó dos veces en silencio y después la leyó en voz alta el futuro encierra dolor para ti y tu persona amada los ojos de fantasma se habian oscurecido y parecía un poco preocupado pues menuda profecía dijo steve no tengo ninguna persona amada arrugó la tarjetita entre los dedos convirtiéndola en una bola cuando salieron del cuarto de atrás la señora catlin les observó con cierta suspicacia pasa algo preguntó tu balanza le ha dado una tarjeta de mala suerte a steve dijo fantasma y le contó lo que había impreso en la tarjeta la señora catlin meneó la cabeza bueno yo no haría mucho caso de eso ese trasto viejo suele conformarse con seguir averiado pero de vez en cuando se pone un poquito temperamental si te van esas cosas siempre puedes predecir montones de calamidades en cualquier vida sabes miró fijamente a steve y sus ojos parecieron taladrarle pero tú recuerdo lo que deliverance dijo de ti no tengo el don que tenía ella y que tiene fantasma pero yo también puedo verlo eres apasionado e impulsivo y permites que tu mal genio te guíe no escuchas a la bondad de tu corazón tanto como deberías hacerlo deliverance dijo que estaba segura de que algún día harías daño a alguien pero que a quien acabarías haciendo más daño sería a ti mismo"

Me ha costado horrores elegir un fragmento adecuado; aún así, creo que no será muy complicado :) Ya me diréis!



Edito, aquí va el fragmento original (lo había colgado en un comentario, pero así está también por aquí):

-No funciona -dijo Fantasma-. Se averió hace mucho tiempo.
Pero Steve ya había metido la moneda. La balanza crujió, tintineó y chirrió. Una tarjetita amarillenta cayó por la ranura.
-Antes nunca había hecho eso -dijo Fantasma.
Steve le alargó la tarjetita. Fantasma la leyó dos veces en silencio, y después la leyó en voz alta.
-"El futuro encierra dolor para ti y tu persona amada."
Los ojos de Fantasma se habían oscurecido, y parecía un poco preocupado.
-Pues menuda profecía... -dijo Steve-. No tengo ninguna "persona amada".
Arrugó la tarjetita entre los dedos convirtiéndola en una bola.
Cuando salieron del cuarto de atrás la señora Catlin les observó con cierta suspicacia.
-¿Pasa algo? -preguntó.
-Tu balanza le ha dado una tarjeta de mala suerte a Steve -dijo Fantasma, y le contó lo que había impreso en la tarjeta.
La señora Catlin meneó la cabeza.
-Bueno, yo no haría mucho caso de eso... Ese trasto viejo suele conformarse con seguir averiado, pero de vez en cuando se pone un poquito temperamental. Si te van esas cosas, siempre puedes predecir montones de calamidades en cualquier vida, ¿sabes? -Miró fijamente a Steve, y sus ojos parecieron taladrarle-. Pero tú... Recuerdo lo que Deliverance dijo de ti. No tengo el don que tenía ella y que tiene Fantasma, pero yo también puedo verlo. Eres apasionado e impulsivo, y permites que tu mal genio te guíe. No escuchas a la bondad de tu corazón tanto como deberías hacerlo... Deliverance dijo que estaba segura de que algún día harías daño a alguien..., pero que a quien acabarías haciendo más daño sería a ti mismo.

sábado, 3 de octubre de 2009

Ejercicio de puntuación

En este nuevo ejercicio os presento un fragmento de mi queridísimo Olvidado Rey Gudú, de Ana María Matute. He suprimido cualquier tipo de signo de puntuació e incluso he anulado los párrafos. ¿Cómo lo puntuaríais?

"tuso entonces consejero del infeliz y confiado wersko se apercibió en seguida de la impresión que la joven causaba en volodioso no tardó en favorecer aquellas inclinaciones y se dedicó de lleno a hilar la sutil madeja de cuyo cabo se devanó más tarde la maraña de las traiciones y calumnias que hundieron para siempre al rey wersko malas lenguas aseguraron aunque sólo tenían el valor de chismes susurrados por damas ociosas que cuando volodioso pregunto el nombre de la tierna y turgente condesita tuso se apresuró a informarle que era la viuda de un tal conde soez barón de grandes virtudes pero que tuvo la mala ocurrencia de desposarse con tan apetitosa criatura estando como vulgarmente se dice con un pie en la sepultura sea por la emoción de semejante boda sea porque ella misma diole el último empujoncito al día siguiente a sus esponsales el viejo soez murió al oír estas cosas volodioso explayó sus sentimientos nunca fue un hombre refinado en grandes carcajadas soez gritaba alborozado cómo es posible que alguien se llame así el conde tuso respondió con gravedad ciertamente majestad del noble tronco soez de la muy antigua rama de los soeces ah dijo volodioso un tanto arrepentido de su ignorante expresión y no volvió a mofarse de aquel nombre"


Edito:


Después de varios días creo que ya os puedo poner el texto original. Una de las características que tiene Olvidado Rey Gudú (la literatura de Ana María Matute en general la tiene, pero este libro en concreto lo usa mucho más) es que utiliza mucho los incisos. No se trata de incisos entre comas, sino de incisos entre rayas, por lo que vuestras dos propuestas no están mal, pero en este sentido no coinciden con el original. Por otra parte, en este libro gran parte de las palabras que desea remarcar o convertir de algún modo en nombre propio las escribe con mayúscula inicial. El texto tal cual lo escribió Ana María es el siguiente:


"Tuso -entonces Consejero del infeliz y confiado Wersko- se apercibió en seguida de la impresión que la joven causaba en Volodioso. No tardó en favorecer aquellas inclinaciones, y se dedicó de lleno a hilar la sutil madeja de cuyo cabo se devanó más tarde la maraña de las traiciones y calumnias que hundieron para siempre al Rey Wersko. Malas lenguas aseguraron -aunque sólo tenían el valor de chismes susurrados por damas ociosas- que cuando Volodioso preguntó el nombre de la tierna y turgente condesita, Tuso se apresuró a informarle que era la viuda de un tal Conde Soez, barón de grandes virtudes, pero que tuvo la mala ocurrencia de desposarse con tan apetitosa criatura estando ya, como vulgarmente se dice, con un pie en la sepultura. Sea por la emoción de semejante boda, sea porque ella misma diole el último empujoncito, al día siguiente a sus esponsales, el viejo Soez murió. Al oír estas cosas, Volodioso explayó sus sentimientos -nunca fue un hombre refinado- en grandes carcajadas.
-¿Soez? -gritaba, alborozado-. ¿Cómo es posible que alguien se llame así?
El Conde Tuso respondió con gravedad:
-Ciertamente, Majestad: del noble tronco Soez, de la muy antigua rama de los Soeces.
-Ah... -dijo Volodioso, un tanto arrepentido de su ignorante explosión. Y no volvió a mofarse de aquel nombre."


Acabo la entrada diciendo que si no habéis leído Olvidado Rey Gudú os lo recomiendo encarecidamente. A veces es sumamente cruel, pero también tiene momentos extraordinariamente bellos.

viernes, 2 de octubre de 2009

Viernes poético

Si me lo permitís, hoy me voy a ir un poco por las ramas. No os preocupéis, que estos desvaríos son poco frecuentes.

¡Buen fin de semana!

¡Oh! Extraño mundo de ocultos enemigos…
¿Quién me yergue la pared para que nunca ascienda
y me muestra en la cima el calor de mis sueños?
¡Oh! Inhóspito paraje poblado de trabas…
¿Quién me aplana la pared para que la recorra
y cuando alcanzo mis sueños son tan sólo un holograma?
¿Quién? ¿Quién se ríe abiertamente en mi ridículo
y agriamente se lamenta en mi triunfo?
Alguien frota sus manos de placer, cuando me ve,
perdida y sola,
haciendo al fénix de mis sueños renacer de sus cenizas
tras cada soplo de aire que lo apaga.