lunes, 31 de agosto de 2009

Vuelta al cole

Se acabaron las lecturas de verano (en mi caso la Constitución y otras joyas de la Ley española) y empezarán las lecturas más serias, más profundas (en mi caso la Constitución y otras joyas de la Ley española). Espero que a partir de mañana, que ya es 1 de septiembre, empiece el curso escolar de este blog con energías renovadas y pendiente ya de un hito que marcó su comienzo: los premios de la fundación SM.

Seguramente, muchos de vosotros estáis ultimando los detalles para el envío. Es un momento emocionante: imprimir los originales, encuadernarlos, revisarlos, envolverlos, ir a la oficina de correos… es un ritual que para mí siempre ha estado lleno de supersticiones vanas, pero que me alegraban el día. Cosas del estilo a: “Si el paquete pesa más de 720 gramos es que voy a ganar el premio”, y absurdeces semejantes a esta una tras otra.

Así pues, mucha suerte a todos vosotros, y contad la experiencia cuando ya hayáis pasado el momento tenso de mandar vuestra obra a probar suerte y a campar por el mundo.

Vuelve el curso escolar.

Un saludo,

miércoles, 12 de agosto de 2009

Personas, personajes y personajillos

Debo de ser muy poco avispada, pero me ha llevado años darme cuenta de una máxima de la literatura: de poco sirve un argumento magistral si luego no sabemos llevarlo al papel. A mí me ha sucedido en infinidad de ocasiones; se me ocurre una gran idea, o creo que es una gran idea, y me ilusiono. Después comienzo a escribirla, y a medida que avanzan las páginas me doy cuenta de que cada vez me va gustando menos, que el entusiasmo va decayendo lentamente… hasta que la gran idea acaba en la basura, o en la papelera de reciclaje del ordenador, y si te he visto no me acuerdo. Seguramente, mi gran idea sí era una gran idea, pero eso, según me ha quedado demostrado, no es suficiente.

Del mismo modo, hay otras historias más sencillas, que no parten de argumentos magistrales y que, sin embargo, al final logran engancharnos y envolvernos como una tela de araña. Muchas veces nos van atrapando sin que apenas nos demos cuenta… precisamente porque no destacan por los grandes golpes de efecto. Tienen un algo. La cuestión es: ¿cuál es ese algo?

Si el tema de la novela es relativamente secundario (ojo, digo relativamente, no es una afirmación categórica)… La conclusión a la que he llegado por mi cuenta, y que no tiene por qué ser cierta, es que ese algo es, esencialmente, el personaje. Se puede hablar de otros aspectos de cimentación del relato, como el vocabulario o la construcción de las frases, el tono, el ritmo, la dosificación de la información… en fin, muchos aspectos importantes… Evidentemente, lo deseable sería que fuéramos unos grandes maestros de la narración y lográramos equilibrarlos todos, aplicarlos y combinarlos en su justa medida… Pero suponiendo que eso no es posible, tendremos que centrarnos en el personaje, pues es el que sostiene toda la estructura y es por él por quien existe nuestra historia.

Si nuestros personajes son veraces, nuestra historia será veraz. Si nuestros personajes despiertan pasiones, emociones o incluso sentimientos, también lo hará nuestra historia. ¿Nunca habéis odiado a un personaje con todas vuestras fuerzas? ¿No le habéis temido tanto que sólo intuir que iba a aparecer en la siguiente página os habéis echado a temblar? ¿O habéis sonreído ante sus ocurrencias? El personaje debe ser creíble, y para ello debe evolucionar hacia persona y no degenerar en personajillo. Recomiendo releer novelas cuyos personajes nos impactaron por algo, y estudiar con detalle qué es ese algo. ¿Por qué funciona el personaje? ¿Qué peculiaridades tiene que le hacen creíble? ¿Qué similitudes tiene con el modo de comportarse y de sentir de un ser humano? Esto puede ser muy útil. Seguramente, descubriremos que tiene defectos y virtudes (es demasiado tozudo, pero tiene un don especial para tratar con niños), que tiene manías (no puede soportar el olor a suavizante), que tiene costumbres (todas las mañanas desayuna un melocotón, traído de donde sea, en cualquier época del año), que tiene gustos peculiares (le encantan las mujeres con vestidos de flores pero, eso sí, siempre por debajo de la rodilla). En fin, detalles. Pequeñas guindillas sobre el pastel de vuestra historia.

Como todo lo que nos rodea. Mirad a vuestro alrededor, a quienquiera que tengáis cerca… ¿Cuántas cosas como las que yo he dicho del hipotético personaje podríais decir de ellos?