sábado, 17 de abril de 2010

Longitudes

Últimamente leo bastantes libros de literatura infantil. Al fin y al cabo, a escribir se aprende leyendo. No pretendo buscar recetas ni seguir un guión. Eso sería replicar lo existente y, por tanto, poco interés podría tener para cualquier lector potencial.

Sin embargo, sí que he detectado algo común a la mayor parte de estos libros: capítulos cortos. Puesto que soy una persona un tanto caótica y desordenada nunca, hasta ahora, me había planteado la división por capítulos a priori. Yo escribía la totalidad del texto y después ponía divisiones artificiales.

Pero viendo esta característica común de los libros infantiles creo que, para el lector, tiene algunas ventajas: más facilidad para leer y bloques argumentales definidos. La construcción de la trama es paulatina, no se entremezcla y, por tanto, se hace más amena su lectura. Esto es algo de lo que mis textos carecen y, si la mayoría de obras infantiles publicadas son así, debe de ser por algo.

A mí me ha parecido que los capítulos cortos permiten una lectura más emocionante, con más sobresaltos, pues piden a gritos ser concluidos con una frase intrigante, que abra nuevas dudas y nuevos misterios de cara al próximo capítulo, y así sucesivamente. De hecho, creo que el nivel de tensión puede aumentar mucho si se trata cada capítulo como una especie de relato corto, que siempre suele dejar marcada huella en el lector.

¿Qué opináis vosotros? ¿Puede jugar la longitud de los capítulos un papel fundamental en la construcción de la trama del libro o, por el contrario, os parece indiferente?

7 comentarios:

  1. Lo de los capítulos cortos es común en la literatura comercial. En la LyJ quizá tenga que ver también con la propia naturaleza de los lectores, pero quien más quien menos seguro que prefiere las obras en bocados pequeños que tener que dejar un capítulo a la mitad, ya sea por leer en el metro o por comodidad a la hora de administrar el tiempo de lectura. Quizá sea hasta reflejo de la sociedad, quién sabe.

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  2. Confieso que para mí la tiene. En todo tipo de libros, lo mismo que los escenarios; un mismo escenario alargado en las páginas me ahoga. Necesito mucho ritmo por lo general, pero un libro reciente me dice que el ritmo puede ser agotador de seguir, así que concluyo: capítulos cortos y movilidad sin agotar.
    Eso,aunque confieso que leo poco libro infantil por no decir nada. Saludos

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  3. Hola (y sorry por mi silencio de últimamente, ando liada!)... Creo que lo de la longitud de los capítulos es algo que nunca me había planteado, pero sí es cierto que los capítulos cortos dotan de mayor ritmo y emoción a la narración. También estoy de acuerdo en lo que apunta theupwardspiral en el primer comentario: da rabia tener que dejar capítulos a medias cuando dispones de poco tiempo para leer, o cuando vas leyendo en el metro o el bus. Imagino que en obras de temática adulta no importa tanto, porque no creo que nadie vaya a dejarse una obra a medias debido a que sus capítulos sean muy largos y/o fatigosos, si realmente le interesa el tema que está tratando. Pero imagino que cuando hablamos de público infantil, todos esos pequeños detalles que en un principio pueden parecer superfluos ganan una importancia enorme.

    Por cierto, yo no es que esté devorando literatura infantil, pero hace nada terminé "Tres veces la mujer de gris", de Carmen Pacheco, finalista de BdV 2008 (si no me equivoco), y me ha encantado. De hecho, lo leí de un tirón en un par de horas porque no podía dejarlo! Os lo recomiendo, y tengo pensado (cuando tenga tiempo!) escribir un post sobre algunos aspectos de la literatura infantil sobre los que me ha hecho pensar...

    Saludos!

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  4. Yo pienso que los capítulos de una obra deben ser ágiles y fáciles de leer.Se trata de no cansar al lector.Yo me he leído libros en los que el capítulo parecía no tener nunca fin y yo mismo me decía,madre mía, acaba ya.
    En mis textos procuro ser corto pero intenso.

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  5. A ver, ni todo es blanco ni todo es negro. Yo me planteo esto de escribir una novela como un viaje. Sé desde dónde parto, sé hasta dónde tengo que llegar, sé las paradas que voy a hacer.

    Ahora bien, a medida que vaya escribiendo, iré viendo si esos lugares que estoy visitando merecen la pena o no merecen la pena mi estancia o si es mejor que pase de largo. ¿Me explico? La propia historia que estás contando te va a indicar la longitud de los capítulos.

    Eso sí, yo creo que una división previa es importante. Cada capítulo es una entidad en sí mismo, te ayuda a definir, a desgranar, a conocer qué vas a contar. Yo siempre me hago un esquema antes de empezar a escribir. Luego puede que lo siga o no, pero siempre me ayuda.

    Luego, lo de la longitud de los capítulos? Yo creo que es indiferente cuando las escenas que aparecen en él estén bien secuenciadas y siempre y cuando tengan una coherencia tanto temática como textual.

    Hay un montón de teorías al respecto y me resultan superinteresantes así que, no sé, a lo mejor me planteo escirbir una entrada en el blog al respecto.

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  6. Con la novela que presenté este año al premio BdV tuve claro qué quería contar y me hice un esquema antes de ponerme con el texto. La verdad es que me fui muy útil tener una escaleta de la historia porque así no me iba por los cerros de úbeda. También tenía claro que esta historia era de capítulos cortos, de no más de cinco páginas. En este caso la historia casi la tenía planeada en mi mente, y cuando me puse con ella la terminé en una semana y media. Seguí la escaleta y todo resultó más fácil para mí.
    No siempre me sucede esto. Cuando escribo novelas juveniles tengo claro cómo empieza y hacia dónde quiero llegar, pero no me planifico el trabajo hasta que considero que estoy a mitad de la novela. Entonces sé más o menos cuántos capítulos me quedan para terminarla. Es ahí cuando hago una lista de capítulos. No sé por qué siempre suele sucederme esto, ya que en ocasiones he intentado hacerme un plan de trabajo, pero no me funciona hasta, como digo, la mitad de la novela.

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  7. Precisamente ahora acaba de comentarme mi hija de 11 años de lo largos que son los capítulos en el libro que está leyendo: el libro del cementerio. Yo también soy partidaria de capítulos con menos páginas que agilicen la historia

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