Ya lo hemos comentado en varias ocasiones: uno de los pilares fundamentales de una buena obra es un buen personaje. Os remito al post del miércoles 12 de agosto, “Personas, personajes y personajillos”, así como al libro “La construcción del personaje literario”, de Isabel Cañelles. Crear un personaje con volumen, sin planicies y lagunas en su comportamiento o en su personalidad, puede ser algo sumamente difícil, pero también puede aportar el carisma necesario para que nuestra obra diga mucho sin decir nada, sólo porque el protagonista nos resulta más de carne y hueso que de tinta y papel.
Así, os propongo que creemos un personaje entre todos, lo cual es un ejercicio que consume mucho menos tiempo que escribir propuestas, dado que todos vamos mal de tiempo. La idea sería que cada uno de nosotros dé las características que nos apetezcan, e intentemos tener un personaje veraz uniendo todas ellas. Pueden ser características físicas o de personalidad, costumbres, forma de vestir, deseos, historia personal… lo que queráis, y con la extensión que queráis. Simples adjetivos o párrafos inmensos. Cada cual que obre con total libertad.
Sólo comento para decir que siento mi silencio, pero es que aún estoy pensando qué aportar al personaje! :P
ResponderEliminarEntonces podríamos decir que es un personaje más bien callado y que medita mucho las cosas antes de decirlas :)
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