viernes, 3 de julio de 2009

El autor y su obra - La obra y su autor

En algún lugar leí, y que me corrijan si me equivoco, que Arthur Conan Doyle le cogió manía a Sherlock Holmes. Este último era el protagonista, el famoso, el importante… Mientras que Arthur quedaba en segundo plano. Probablemente habría mucha gente que hablaba de Sherlock Holmes con naturalidad, mientras que el nombre de Conan Doyle ni le sonaba. La obra, en este caso el personaje, había superado al autor. Le había suplantado, anulado, convertido en un segundón.

Seguramente, Conan Doyle, a pesar de ese sentimiento frustrante, también adoraba a Sherlock Holmes. El amor y el odio que a veces se complementan. El detective tenía la personalidad adecuada para calar en los demás (paradójico, siendo tan frío), y, aunque muchos no se dieran cuenta, lo había creado él. Jugó a ser Dios, a crear una criatura perfectamente creíble, y se le dio bien. Demasiado bien. A veces una obra se nos puede ir de las manos, y nada podremos hacer para contenerla, porque ya no será nuestra.

Luego, yo me pregunto… ¿Qué es más importante? ¿La obra o el autor? ¿Es más importante Hamlet o Shakespeare? ¿Cervantes o El Quijote? ¿García Márquez o Cien Años de Soledad? Depende del enfoque. Si lo miramos únicamente a nivel humano, supongo que todo el mundo respondería: “¡El autor!”. La persona, el individuo… Puesto que al fin y al cabo, los escritores lo son para otros individuos. (O para sí mismos, pero en cualquier caso para otro, porque el YO que escribe no es el YO que lee, sino otro desdoblado).

Pero… ¿y si lo miramos desde el punto de vista de la Literatura y del Arte?

La obra trasciende, se eterniza, se entrelaza con el tejido de la sociedad sin que nos demos cuenta, y ya está siempre ahí, siempre presente, aun cuando guarda silencio. El autor muere, la obra vive. El autor es humano, su historia no, y es ahí donde ésta se aproxima al infinito.

Que olviden nuestro nombre, pero nunca nuestras palabras.

14 comentarios:

  1. Literatura a la parrilla
    El blog de los escritores íntimos aspirantes a escritores públicos
    VIERNES 3 DE JULIO DE 2009
    El autor y su obra - La obra y su autor
    En algún lugar leí, y que me corrijan si me equivoco, que Arthur Conan Doyle le cogió manía a Sherlock Holmes. Éste último era el protagonista, el famoso, el importante… Mientras que Arthur quedaba en segundo plano. Probablemente habría mucha gente que hablaba de Sherlock Holmes con naturalidad, mientras que el nombre de Conan Doyle ni le sonaba. La obra, en este caso el personaje, había superado al autor. Le había suplantado, anulado, convertido en un segundón.

    Seguramente, Conan Doyle, a pesar de ese sentimiento frustrante, también adoraba a Sherlock Holmes. El amor y el odio que a veces se complementan. El detective tenía la personalidad adecuada para calar en los demás (paradójico, siendo tan frío), y, aunque muchos no se dieran cuenta, lo había creado él. Jugó a ser Dios, a crear una criatura perfectamente creíble, y se le dio bien. Demasiado bien. A veces una obra se nos puede ir de las manos, y nada podremos hacer para contenerla, porque ya no será nuestra.

    Luego, yo me pregunto… ¿Qué es más importante? ¿La obra o el autor? ¿Es más importante Hamlet o Shakespeare? ¿Cervantes o El Quijote? ¿García Márquez o Cien Años de Soledad? Depende del enfoque. Si lo miramos únicamente a nivel humano, supongo que todo el mundo respondería: “¡El autor!”. La persona, el individuo… Puesto que al fin y al cabo, los escritores lo son para otros individuos. (O para sí mismos, pero en cualquier caso para otro, porque el YO que escribe no es el YO que lee, sino otro desdoblado).

    Pero… ¿y si lo miramos desde el punto de vista de la Literatura y del Arte?

    La obra trasciende, se eterniza, se entrelaza con el tejido de la sociedad sin que nos demos cuenta, y ya está siempre ahí, siempre presente, aún cuando guarda silencio. El autor muere, la obra vive. El autor es humano, su historia no, y es ahí donde ésta se aproxima al infinito.

    Que olviden nuestro nombre, pero nunca nuestras palabras.
    en 9:11
    Publicado por Ikima

    Hola Ikima,

    Muy interesante el tema del post.

    Yo creo que depende mucho del ego de cada uno, en el sentido de que hay gente que vale para ser famosa y gente que no. Yo no me definiría como una persona tímida, en absoluto. Pero me gusta mucho el anonimato, la privacidad. Y aunque me encantaría que algún día se publicara alguna de mis obras, fuese un gran éxito y un referente para muchas personas, y todo lo que un escritor pueda soñar; te aseguro que no podría soportar la fama o la popularidad tal y como está montado el tema en la actualidad.

    Hoy día cualquier persona ‘popular’ se ha convertido en un producto de consumo. Su imagen y mucha información sobre ella se distribuye y circula sin control. Está sometida a una observación continua y a una valoración descarnada, superficial y creo que casi siempre injusta.

    Hasta el tío más perfecto del planeta tiene días buenos y días malos, defectos y virtudes; y tal y como está montado el tema ahora, estar en el punto de mira y que todo el mundo valore tu vida, tu carácter y tu intimidad tiene que ser horroroso.

    Creo que por suerte, aun no ha llegado al mundo literario de forma muy extrema, pero quién sabe si sólo es cuestión de tiempo. Supongo que en tiempos de Conan Doyle, no había paparazzi, revistas del corazón ni telediarios. Y eso debía cambiar mucho las cosas!

    Por otra parte, hay obras sublimes y cuando uno luego profundiza para conocer al autor, la persona resulta decepcionante. O hay obras que en principio no te han atraído nada, y cuando lees alguna entrevista o algo sobre el autor, te resulta mucho más interesante y entonces ves la obra con otros ojos.

    Saludos a todos

    María

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  2. perdón, he repetido el comentario de Ikima! Lo siento, suelo leerlo y escribirlo en word porque a veces mi ordenador se vuelve loco y me abre la web hasta el infinito. disculpas. María

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  3. A mí también me pasa lo de que se me abra muchas veces la web! Este post es muy interesante, así que comentaré luego cuando esté en casa y tenga tiempo de sobra :P Saludos!

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  4. Perdonad que no hay entrado hasta hoy pero es que he estado de viaje de negocios.Al fin, he vuelto a mi ciudad...¡qué ajetreo es la vida!

    En fin, me encanta todo lo que habéis estado haciendo y por fin, empieza a verse una isla en el horizonte.

    Quiero decir que este último post es muy interesante lo que propone.Para mí, lo realmente importante es el personaje.Si has conseguido crear un personaje que haga que se olviden hasta de tí es que eres un maestro del arte escrito.Yo no me preocuparía tanto en el caso de que me olvidaran como escritor porque ya se encargarían de recordar quién estaba detrás de ese personaje.Si eres un maestro te seguirán, eso no lo dudéis.

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  5. Desde luego, está claro que las obras, sean del tipo de arte que sean, son inmortales, y lo son desde el mismo momento en que son creadas, trasciendan mucho o no. Creo que es precisamente lo genial de crear: lo que has creado, lo que ha salido de tu interior, queda ahí para la posteridad, independientemente de lo que suceda contigo como individuo.

    Supongo que lo frustrante de ese fenómeno radica en el hecho, no ya de que trascienda un personaje, sino de que lo haga un personaje para el que no tenías tantas aspiraciones. Conozco el caso de una de mis escritoras favoritas, Poppy Z. Brite, a la que le indigna un poco que todo el mundo la valore por su obra más conocida, Lost Souls (El alma del vampiro, y además me incluyo porque es mi favorita de sus obras!), siendo que ella la considera lo más flojo que ha escrito (además lo hizo con apenas veinte años, y ahora mismo no está muy de acuerdo con las ideas que abanderaba entonces). En mi caso, también sé lo que se siente cuando los lectores valoran mejor una obra a la que tú no tienes mucha estima, mientras que aquello de lo que estás orgulloso pasa más desapercibido. Ahí creo que está el problema de cuando una de tus obras trasciende más que tú, como persona.

    No sé si os habrá pasado alguna vez lo de veros "poseídos" por vuestros personajes. A mí me ha pasado y es una sensación bastante extraña. Concibo una historia y unos personajes, algunos principales y otros secundarios. Y, en ocasiones, un personaje secundario para el que no tenía pensado nada importante, toma iniciativa propia y se hace con su propia voz, hasta cambiar totalmente el rumbo de la historia. Me pasó con mi última novela juvenil (que, por cierto, he terminado ya!), y menos mal que al final logré contener al personaje en cuestión, porque me estaba desbaratando todo! Creo que los personajes siempre cobran vida una vez los creas, de algún modo se vuelven independientes, con sus maneras de pensar y de proceder, que no tienen que parecerse en nada a las tuyas propias.

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  6. A mí también me ocurre eso pero en dos sentidos:

    Por una parte se me van de las manos las situaciones. Planteo un argumento inicial, y generalmente también hago un planteamiento general de cada escena. Después, a medida que voy escribiendo, me ocurre con mucha frecuencia que lo que había planteado se desvía considerablemente, aparecen nuevas ideas, nuevos nexos, y la trama cambia por completo. A veces hasta a mí me sorprende y me gusta el resultado, por lo que lo dejo de ese modo, pues pienso que será un giro más inesperado para el lector, y, puesto que ha surgido de forma natural, no quedará forzado.

    Por otra parte también me ocurre con los personajes. Pero no que quieran tomar protagonismo los secundarios. A veces me sucede y los dejo hacer, no me importa dar protagonismo a quien en un principio no lo tenía. Lo que sí que me ocurre es que el personaje principal, a veces, acaba resultándome molesto. Es como si empezara a caerme mal… ahí pierdo por completo la motivación que sentía por la obra, y no puedo continuarla, a no ser que me plantee realizar cambios profundos en el personaje principal o directamente trazar la misma trama con otro personaje. Es algo extraño eso de que un personaje que tú misma has creado acabe cayéndote mal, pero es algo que está ahí, y no puedo evitarlo. También me ocurre a la inversa. El protagonista de la novela que estoy escribiendo en la actualidad (juvenil) al principio no me resultaba tan interesante como ahora (160 páginas aprox.). Cada vez le tengo en más estima, y las escenas ganan fuerza, precisamente porque yo misma me creo más lo que hace, cómo lo hace y por qué lo hace. Si esto no es así, no me merece la pena escribir el libro y lo abandono.

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  7. A mí también me suelen impresionar para bien algunos giros que toman mis historias así porque sí, por iniciativa propia. Lo que pasa es que no siempre son cambios para bien! Y lo de los personajes también me ocurre, no sólo me cobran vida propia sino que algunos que al principio me caen muy bien, luego dejan de hacerlo, y al revés. Si es que está claro que, una vez creas algo, ya se vuelve independiente! :)

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  8. Hola, e estado perdida unos días por unos días de descanso que me he tomado. Yo poco puedo añadir a esto que ha escrito Ikima: que nuestras palabras no caigan en saco roto y que sean eternas... es tan difícil.

    Una pregunta, para hacer una reseña qué tengo que hacer. No veo ningún correo por ninguna parte.
    Saludos desde La ventana de los sueños.

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  9. Hola Anabel, para hacer una reseña te puedo hacer autora del blog o bien me la envías y la publico. El e-mail es ikimita@hotmail.com

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  10. Pues a mí se me ha ocurrido una cosa que quiero compartir con vosotros para que me déis vuestra opinión.He pensado que el libro que presenté al ya olvidado concurso del BDV voy a editarlo yo mismo ( no muchos ejemplares ) para repartirlos entre los niños del hospital en el que trabaja mi padre y que estén malitos.Por lo menos, si tienen la misma reacción que tuvo mi sobrinito de nueve años cuando leyó el cuento, sabré que van a estar entretenidos y distraídos de su enfermedad.¿Qué os parece la idea? ¿Me lanzo?

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  11. Hola Ikima, quería participar en el blog, y me daba igual cómo hacerlo. De momento te lo mandaré por correo ya que mañana me marcho a París una semana. A la vuelta intentaré hacer la reseña de El salvaje y colgarlo en mi blog y aquí, a ver que os parece.

    Enrique, si a tu sobrino le gustó el cuento, prueba con editoriales pequeñas. Un niño suele ser mucho más sincero que un adulto. Se me ocurre que pruebes con Kalakandra, Loguez y algunas editoriales que ahora mismo no me acuerdo del nombre.
    Saludos desde La ventana de los sueños.

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  12. Enrique, me parece que tu idea es fantástica. No sólo te das el placer de ver editado tu libro, aunque sea modestamente, sino que además lo haces por una causa útil y generosa. La decisión final es tuya, pero yo te animo a que lo hagas. Y a ver si nos adelantas un poco de qué va el libro, o el título, o algo.

    Un saludo y enhorabuena por la iniciativa

    47

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  13. Muchas gracias 47 por tus ánimos.Gracias a ellos me voy a decidir de todas, todas a hacerlo.La verdad es que me hace bastante ilusión así que ya os contaré.
    Bueno, de mi libro te puedo adelantar que es una mezcla de fantasía con " El conde de Montecristo" pero con mucho sentido del humor y con unos personajes un tanto peculiares, como un murciélago o una araña.Mi sobrinito se reía a carcajadas y me preguntaba cada dos por tres por cada capítulo del libro.

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  14. Enrique, que tu sobrino se riera a carcajadas es una señal estupenda, y seguro que la risa es una buena terapia para los niños de un hospital. Una idea estupenda. Yo te animo a llevarla a cabo, sin duda. Un saludo.

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