El post publicado por Elsa Aguilar a propósito de los temas de los que se puede hablar en LIJ me ha hecho pensar bastante, sobretodo porque ese asunto, el de si existen temas tabú o no en LIJ, es algo que me trae bastante de cabeza desde que decidí ponerme las pilas y escribir, digamos, bien.
Nos comenta que no hay ningún tema que no sea conveniente tocar, y que lo importante es cómo tocarlo, ya que los niños y adolescentes son personas en formación.
Pues bien, tengo mis reservas (y ya sé que el hecho de que yo tenga reservas no va a cambiar los criterios de ninguna editorial, pero quiero ver si surge el debate al menos por aquí :P) sobre el consabido carácter didáctico que debe de tener una obra de LIJ. Sobretodo porque, respecto a lo de personas en formación, no creo que haya que se pueda meter en el mismo saco a un niño de diez años y a un chaval de dieciséis.
Respecto a la categoría infantil, poco puedo decir. Es la categoría que menos he tocado en mis escritos, y, en general, estoy de acuerdo en que hay que tener mucho cuidado con cómo se dicen las cosas. Tal vez tampoco me mojo mucho en ese sentido porque no tengo demasiado trato con niños, y mi conocimiento sobre cómo tratarles y mostrarles determinadas cosas es bastante deficiente. Poseo como referencia lo que leí yo siendo niña, lo que me hizo disfrutar, pero no voy más allá.
Sin embargo, la literatura juvenil se encuentra, al menos ahora, en un punto que no soy capaz de comprender. No puedo evitar tener la sensación de que los libros para adolescentes casi siempre acaban formando parte de dos categorías predominantes: el romance hiperglucémico (y últimamente, además, de vampiros) y las historias que poco o nada tienen que ver con los temas que preocupan realmente a los jóvenes. Hay excepciones, por supuesto, como en todo.
Para empezar, creo que nunca entenderé qué posición ocupan las novelas de temática social en la literatura juvenil. En esto voy a ponerme un poco quisquillosa. Aviso de que ahora toma la voz, oficialmente, esa parte de mí que todavía se encuentra anclada en la adolescencia.
La novela ganadora del Premio Jordi Sierra i Fabra 2010, por ejemplo, narra las condiciones de vida de los niños obligados a trabajar en la pesca. La novela ganadora en la edición del año pasado, si bien no recuerdo exactamente el argumento, también trataba un tema con gran carga social. Y digo yo, ¿es esto lo que quieren leer los jóvenes? Creo que no me arriesgo demasiado si respondo que no. Y que conste que no estoy hablando de la calidad literaria de la novela, que seguramente sea altísima.
A ver, echemos un vistazo a una muestra muy realista de lo que son los jóvenes. Algo así como Generación Ni-Ni. ¿Algun@ de vosotr@s se imagina a uno de esos chavales leyendo sobre las vicisitudes de los niños pescadores de Ghana? Vale, cualquier podría decirme que esos chavales no leerían ese libro ni ningún otro, y que, de hecho, es bastante probable que jamás hayan leído un libro por voluntad propia. Pero es que igual está todo relacionado. Igual (y, ojo, no quiero decir que el modelo de juventud que presenta Generación Ni-Ni me parezca adecuado..., es sólo un ejemplo) los jóvenes leerían más si se tratasen más temas que les toquen de lleno. Al fin y al cabo, sabemos de sobra que cuando algo les llega de verdad, son perfectamente capaces de comprarse sagas enteras y hacer colas interminables para que sus escritores fetiche les firmen los libros. No hay más que fijarse en el éxito de Crepúsculo. Cierto es que Crepúsculo tampoco me parece el mejor ejemplo, pues no me entra en la cabeza que a las quinceañeras de hoy en día les guste leer historias de amor de lo más castas y edulcoradas (en contraste con el hecho de que, por otro lado, cada vez haya más adolescentes embarazadas, por ejemplo). Pero ese tema ya me parece bastante inquietante de por sí, y daría para un post entero. El caso es que no puedo evitar pensar que, en general, la mayor parte de los libros que se publican en materia de literatura juvenil no tratan, ni de lejos, temas de interés para los jóvenes. Como mucho, se convierten en libros de lectura obligada en los colegios, y no es que eso esté mal, sobretodo si los libros en sí enseñan, efectivamente, algo útil. Pero no creo que un adolescente vaya a desarrollar un enorme amor hacia la literatura después de que le obliguen a leer una novela que trata un tema que podrá ser real, desgarrador, terrible, pero que, al menos de momento, le queda fuera de su alcance.
No me creo la única que, con quince o dieciséis años, con lo que más disfrutaba a la hora de leer era con truculentas historias de desdichas adolescentes, llenas de sufrimiento, amores tormentosos, sexo y violencia. De hecho, creo que he empezado a consumir más literatura juvenil ya de adulta, cuando he sentido la necesidad de acercarme a lo que se está publicando para los jóvenes. Cuando he necesitado aprender para saber sobre qué escribir y cómo hacerlo. Pero hace años, siendo realmente una adolescente, la mayor parte de los libros que leía no se encontraban dentro de la categoría juvenil. Y todo ello pese a estar, en muchos casos, protagonizados por adolescentes, y pese a tratar temas que me interesaban muchísimo. (Como una enorme excepción tengo que mencionar la colección Biblioteca Juvenil, de Alfaguara, que leí prácticamente entera de pequeña y adolescente, y que contiene varios títulos que sí tratan sin tapujos los problemas y preocupaciones de los jóvenes, como Chocolate amargo de Mirjam Pressler, Rebelión de verano, de Vera y Bill Cleaver o Una historia familiar de Christine Nöstlinger. De todos modos, estoy segura de que la mayoría de esos libros lo tendrían bastante crudo para ser publicados dentro de lo que entendemos por LIJ hoy en día.)
He releído hace poco El juego del ahorcado, de Imma Turbau, que leí por primera vez hace cosa de un año, y que me encantó. Me reafirmo en la opinión de que es impresionante, escalofriante. Y habla de una historia de amor adolescente. Habla, de hecho, y en palabras de la propia autora, del amor adolescente en general, de lo agreste de esos sentimientos que experimentamos por primera vez, de lo crueles que podemos llegar a ser cuando todavía somos casi unos niños. Sin embargo, no es un libro dirigido a jóvenes. Es un libro dirigido a adultos. Y sé por qué. No es un libro dirigido a jóvenes porque es crudo, salvaje, violento, estremecedor. Pero ninguna de esas características lo aleja de las inquietudes que tiene cualquier adolescente. Narra una historia que se desarrolla durante la infancia y adolescencia de los protagonistas, y en ningún momento se encuentran en una situación que pueda resultar desconocida para los jóvenes . Son cínicos, crueles, se creen que saben demasiado y no saben nada, se hacen daño por la sencilla razón de que aún son demasiado niños para entender realmente cómo funcionan los sentimientos. Y así es como son los jóvenes. ¿Es un problema que eso, lo que son ellos en realidad, se refleje sin tapujos en un libro? Tenemos también, por citar otro ejemplo, Los cien golpes, de Melissa P., que en su día escandalizó a todo el mundo por su explícito contenido sexual. Pero nos olvidamos de que es un libro escrito por una chica de dieciséis años. ¿No sabrá ella mejor que nadie lo que es sentirse como alguien de dieciséis años? ¿No estará ella más cerca de lo que hacen y sienten los jóvenes, aunque no queramos verlo? Lo leí y me encantó, porque al margen de su argumento, me parece que está muy bien escrito. Pero todo el mundo se escandalizó y ningún padre querría ver a sus hijos leyendo algo así.
Me estoy enrollando muchísimo, así que voy a ir abreviando. Supongo que el interrogante que quería transmitir con todo esto es: ¿Es necesario que el contenido de toda obra dirigida a jóvenes sea didáctico? Y, en caso de que sí, ¿sabemos realmente qué es didáctico? ¿Es didáctico obviar o edulcorar un tema por considerarlo inapropiado, a pesar de saber que a los jóvenes les interesa? ¿Hasta qué punto resulta conveniente hacernos los locos respecto a lo que los jóvenes son en realidad? ¿Puede una historia ser didáctica, transmitir valores, y, al mismo tiempo, resultar explícita y salvaje?
Sé que son varios interrogantes, y no sólo uno ;) Ahí lo dejo. ¡Hasta luego!
Bueno, vamos a ver si me aclaro con todo esto. No puedo evitar darte la razón en unos aspectos y quitártela en otros.
ResponderEliminarEsty de acuerdo contigo en que la LIJ no tiene que ser didáctica. De hecho, considero que la literatura era didáctica en otras épocas, como la Edad Media, cuando el único medio de aprendizaje se hacía a través de la literatura.
No hay que caer en la ñoñería estúpida de "la transmisión de valores". No, señores, la literatura, sea para quien sea, sea como sea, tiene que reflejar la realidad, no explicarla. Y, por eso, muchos supuestos aspirantes a escritores de LIJ no llegan a nada. Cuentan, fijan sentencias, reflejan moralinas. Y, no, ese no es el camino.
La literatura refleja. ¿Qué diferencia, si tiene que haber alguna, habría en teoría entre "literatura para adultos" y LIJ (odio las categorías)? Creo que la diferencia radicaría en la forma. Los temas tienen que ser los mismos, las palabras que usamos no. Podemos tratar los mismos temas, pero la manera tiene que ser más clara y más sencilla, quizá hay formas(del tipo, por ejemplo, monólogo interior) que haya que simplificar para que se entiendan del todo.
Pero, ¿temas tabú? No lo creo.
Luego, veamos, no comparto lo que dices acerca de, por ejemplo, el poco interés en la literatura realista o de corte social dentro de la LIJ.
Partamos de que a mí tampoco me gusta. Nunca me gustó de adolescente y, por ahora, como escritor tampoco me gusta. No te digo yo que a lo mejor un día encuentre una historia realista que me apetezca contar.
Pero tienes que entender que hay muchos tipos de lectores y que, precisamente, en España la literatura juvenil que más tradición ha tenido es la de ese corte.
Además, te estás fijando en el catálogo de una sola editorial (principalmente, Gran Angular) que sí que es lo que suele publicar (por eso siempre aconsejo que antes de presentarnos a un premio, miremos bien su catálogo. Una obra de corte fantástico no pegaría en GA, aunque quizá sí una de corte romántico (sin vampiros, por favor)).
Escribe de lo que quieras como quieras.
Lo demás no depende de ti.
Hola Fer :) Tienes razón, me he fijado en un único catálogo xD De todas formas, quiero hacer un matiz, y es que, más que referirme a la literatura realista, me refería a las historias que puedan resultar muy ajenas a la vida de un chaval. Yo suelo escribir historias realistas con pequeños toques fantásticos, pero, en general, no me gustan demasiado las historias totalmente fantásticas, ni para leerlas ni para escribirlas. Pero considero que dentro de la literatura realista hay historias que nos resultan más cercanas y otras más lejanas. A mí, por ejemplo, me puede resultar lejana una historia sobre los pescadores de Ghana, pero no una que retrate la vida familiar y estudiantil de una chica de 14 años. A eso me refería. Por lo demás, totalmente de acuerdo contigo, sobretodo en el odio a las categorías!
ResponderEliminarPero ten en cuenta, Violet, que lo que te puede resultar ajeno a ti, puede no resultarle ajeno a otra persona. No se puede generalizar y, de hecho, la vida de los pescadores de Ghana puede ser igual de ajena que la vida de los Selenitas de la luna, no sé si me explico. Pero piensa en la gran población de inmigrantes que hay en españa... quizá sí que les sea cercana a ellos.
ResponderEliminarNo a todos nos tienen por qué gustar los mismos libros, pero seguro, seguro, seguro que un mismo libro le puede gustar, como mínimo, a una misma persona.
Precisamente el martes acabé el primer borrador de la novela juvenil en la que llevo trabajando casi un año (casi lloro de felicidad). Ahora toca corregir, cambiar, cortar, pegar, mejorar... Todavía no quiero darle muchas vueltas a su futuro, sólo dejarla lo mejor posible, pero de partida ya me di cuenta ayer de que no podía presentarme con ella al Edebé Juvenil porque el máximo es de 200 páginas. Me queda el Gran Angular y el más reciente, el As de Picas, pero no sé si en SM encajaría mi novela... No enseña nada, sólo narra una historia más o menos entre el género fantástico y la novela policíaca, así que... ¿qué puedo hacer? La LIJ en España está muy cerrada en torno a unos temas universales que dejan al margen muchas otras obras.
ResponderEliminarAquí se une otra más que odia las categorías :)
Ya he comentado en varias ocasiones que siempre me las arreglé para no leerme las lecturas obligatorias del colegio. Mientras tanto, por supuesto, siempre había otros libros de por medio. El tiempo que debía dedicar a los libros escolares lo gastaba en otros de mi elección. Me atrevería a decir que el 90% de los elegidos tenían esa temática social que comentas. A mí, personalmente, no me gustaban lo más mínimo, me abrumaban porque se acercaban al sentimentalismo. Un libro puede ser brutal y salvaje sin necesidad de presentar situaciones que percibimos como brutales o salvajes. Fijarse en temas sociales dramáticos me parece un recurso fácil. Ahora bien, estoy de acuerdo con Fernando en que siempre habrá gente que disfrute con esas lecturas.
Prueba de ello es que las publican y, por tanto, impepinablemente, es porque las venden (basta ver el último post de Elsa Aguiar).
He escrito algo confuso en el comentario anterior. He dicho: "El 90% de los elegidos tenían esta temática social que comentas". Da la sensación de que era yo quien los elegía. En realidad me refería a que el 9% de los libros que elegían los profesores en el colegio tenían esa temática social, y a mí me aburría soberanamente.
ResponderEliminarEn eso tienes razón, y, de hecho, en eso radica uno de los mayores encantos de la literatura, en cómo una historia puede darte de lleno y tocarte la fibra y a otra persona dejarla indiferente. Pero como soy cabezota, voy a insistir un poco en que me refiero a ese tipo de literatura que parece más un parte de telediario que una novela. He utilizado el ejemplo de los pescadores de Ghana porque es el que tengo más reciente, pero en general me refiero a esas novelas que lees la sinopsis y no te entra en la cabeza que alguien de 14 ó 15 años se pueda interesar activamente por ella. No se me ocurren ejemplos concretos ahora mismo, pero pienso en el hecho innegable de que una editorial busca publicar un libro que se vaya a vender bien, y que muchas veces veo ejemplares en las tiendas que no soy capaz de ver muy bien a qué tipo de público van dirigidos.
ResponderEliminarDe todas formas, entiendo lo que dices y tal vez sí sea algo a tener en cuentra la gran población inmigrante, que puede sentirse interesada en aspectos que a los jóvenes españoles les dejen más fríos.
Al final me tocará comprarme la novela sobre los pescadores de Ghana, que ya empieza a saberme mal hablar tanto de ella sin haberla leído, e igual luego me encanta!
(Ikima, nos hemos cruzado, estaba contestando a Fer!).
ResponderEliminarY aprovecho y te contesto también a ti :P Pues sí, imagino que serán novelas rentables porque si no, no se publicarían. Y estoy de acuerdo contigo, a mí también me parece un recurso fácil fijarse en temas sociales dramáticos, es algo que también me suele molestar en el cine, cuando parece que una película ya tiene a la mitad de los críticos ganados si toca temas de problemática social...
Si es que os comprendo perfectamente. Pero, por ejemplo, ahí tenéis a Jordi Sierra i Fabra, que domina el tema actual como nadie. Y no me diréis que no os gustó Malas tierras (a mí fue una de las que me mandaron en época de instituto) y también, por ejemplo, está el ganador del GA 2008, Zara y el prisionero de Bagdad, que me parece una gran obra y qué queréis que os diga, la guerra de Irak sí que nos va lejos y creo que todos podríamos identificarnos con alguno de los personajes.
ResponderEliminarCon esto quiero decir que no simplifiquemos tanto. Sí, a priori, lo que dice la contraportada de un libro, si no se ajusta a lo que solemos leero, o a lo que nos gusta leer o tenemos algún prejuicio que otro, pues puede que pensemos que no llegue a interesarnos nunca.
Pero es que ese es otro de los valores de la literatura. Porque, no sé, yo me identifico plenamente con algunas cosas de la protagonista de Mary Barton y, no sé, yo creo que vivo en el siglo XXI y no en el XIX. La literatura, leer libros nos acerca a cosas impensables y nunca sabes cuándo va a ocurrir o no.
Lo cierto es que yo elijo más los libros por su primera página que por el argumento en sí. Lo abro, empiezo a leer. Si me gusta, es posible que lo compre. El libro de Zara tiene uno de los mejores comienzos que he leído. No está mal escribir sobre temas con elevada carga social si además tienes artillería pesada a nivel formal y de estilo, como es el caso de ese libro. Una joya no ya por el tema que trata, sino por cómo lo narra. En realidad, cualquier obra bien narrada llegará al lector. Si lo único que esgrime la obra como arma para ser publicada es un tema candente, no valdrá nada. Pero si además posee otras cualidades, la cosa puede cambiar mucho.
ResponderEliminarY, creo, Ikima, que has dado con el clavo. Si una obra es buena, es buena y punto. Independientemente del tema que trate. Y es lo que le pasa a cierta novela de vampiros. Que, por mucho que el tema esté de moda, la novela es un truñazo que lo flipas.
ResponderEliminarHola, me gustaría dar mi opinión al respecto de los últimos comentarios. No creo que sea justo despreciar una obra que ha vendido tantos ejemplares, por mala que sea, no debe ser fácil meterse en la mente de los adolescentes, en su piel, en sus sentimientos, debemos recordar como bien decía Violet, de la rentabilidad de productoras y editoriales, que precisan de dichas ventas, no sólo para lucrarse de manera "anecdótica", imagino también para apoyar a jovenes talentos que los harán más ricos, lo que está claro es que ser leído por millones de personas debe tener mérito, no se cual, pero lo tiene, nunca sabremos cuando una obra es buena, o sí, lo sabremos para nosotros, pero...¿lo será para los demás?...lo que está claro es que no todos los talentosos llegarán a vender masivamente sus obras, pero siempre tendrán el reconocimiento de los suyos, con eso, yo me conformo...
ResponderEliminar(Saliéndome totalmente del tema: a partir de mañana tienen que hacer las llamadas a los finalistas de GA!! Aaggh!!)
ResponderEliminarMucha suerte, Violet.
ResponderEliminarA colación de la entrada, seguro que esto os interesa:
ResponderEliminarhttp://prensa.grupo-sm.com/2010/02/el-autor-catal%C3%A1n-jordi-sierra-i-fabra-define-la-literatura-para-j%C3%B3venes-como-un-pu%C3%B1etazo-en-la-conciencia.html
(Suerte, Violet, y si no llaman, no pasa nada, se abre otra ventana)
Hay una editorial que acaba de empzar de literatura juvenil e infantil. Si no llaman manda tu historia a:
ResponderEliminarlectura@narvaleditores.com
Gracias por desearme suerte y por la info! De momento no sé nada, y en el blog no han dicho nada de que ya estén avisados los finalistas, así que sigo sufriendo :/
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