Bueno, pues después de una larga ausencia, aquí estoy para retomar un poco mi actividad en el blog :)
Quiero hablaros de la, al menos para mí, absurda tendencia que se está observando últimamente de poner de moda lo
raro. Cuando digo raro quiero decir oscuro, extraño, siniestro.
Yo, de adolescente, fui la típica chica siniestra, adoradora de grupos oscuros y de películas como Jóvenes Ocultos. Ahora, mucho tiempo después, mis gustos siguen yendo por el mismo camino, con la única diferencia de que ya no le doy tanta importancia al aspecto estético (visto como quiero y ya está, sin considerar una norma inquebrantable ir de negro todos los días o con las uñas pintadas del mismo color), ni soy tan radical. Puedo reconocer que no toda la música que me gusta es siniestra sin sentir que estoy traicionando al Gran Dios Oscuro o algo así. En definitiva, siempre he sido y sigo siendo bastante, digamos,
gótica. Y lo digo sólo para que os hagáis una idea: ahora mismo ya no me gusta catalogarme como nada. Soy yo, con mis muchos matices, y ya está.
Cuando iba al instituto todo el mundo me miraba raro. Y con 15 ó 16 años fui la única en mi clase que llevaba tatuajes, piercings en lugares poco comunes y vestía botas New Rock.
Ahora, sin embargo, todo eso está de moda. Está de moda ser oscurito, ir de depresivo por la vida. Ser
emo, que es un término que ha salido de la nada y que no sé qué significa, pero que se me antoja algo así como ser siniestro pero en plan light, porque no escuchan música más oscura y, en general, parecen quedarse más en lo estético (aunque la mayor parte de los góticos también son así, pero eso ya es otra cuestión...).
Está de moda leer libros de vampiros, adorar a Tim Burton, tener toneladas de merchandising de Pesadilla Antes de Navidad y ponerse mucho lápiz de ojos negro. Y ahora nadie ve raro llevar el pelo teñido de colores extravagantes o llevar muchísimos piercings y tatuajes.
Ahora resulta que SM comienza a publicar novelas de Emily The Strange, y, no voy a negarlo, me parece maravilloso. Porque creo que ahora tal vez sí tenga alguna posibilidad de publicar con ellos. Porque, me guste o no, mis obras siempre tienen algo (mucho o poco..., normalmente mucho) de oscuro, y mis personajes casi siempre suelen ser un poquito tortuosos. Y que ahora todo eso esté de moda me abre puertas. Pero no puedo dejar, al mismo tiempo, de considerar todo esto absurdo.
Es como si, de algún modo, de un tiempo a esta parte se quisiese desmitificar todo lo oscuro a base de ponerlo de moda. Y no es que yo vaya de elitista o considere que mis gustos deben ser sólo míos. Pero creo que la tendencia a lo oscuro es algo que se debe llevar dentro, no se puede crear artificialmente. Además, en cuanto conviertes algo teóricamente extraño y transgresor en una gran maniobra de marketing, en un producto para el gran público, creo que pierde todo lo que pueda tener de extraño y transgresor. No sé si me explico. Emily The Strange es una chica rara, hosca, antipática, oscura, insociable. Me parece absurdo que un personaje de semejantes características haya de convertirse en un modelo a seguir para las niñas de doce años. Y no porque ser así esté mal. Sino porque tú eres así o no lo eres, pero no puedes forzarlo. Ahora un montón de niñas que jamás en su vida se han sentido atraídas por el mundo oscurillo comenzarán a devorar esas novelas y de golpe querrán vestir de negro y autoimponerse una actitud de
estoy de vuelta de todo, estoy al margen, soy rara. ¡Pero no puedes ser rara cuando lo que haces es ceder a una maniora de marketing! ¿Cómo vas a estar al margen si haces lo mismo que trillones de niñas de tu edad, porque es lo que se lleva?
En fin, he mencionado a Emily como ejemplo, pero igual me servirían las tropecientas mil sagas de novelas de vampiros que salen de la nada como setas, o el modo en que las revistas de adolescentes de repente adoran a grupos como HIM, que en mis tiempos no hubiesen salido jamás en un póster central de ninguna revista.
Y lo que más me molesta de todo es que, para variar, todo parece quedarse en la superficie. No me molestaría que se pusiese de moda lo oscuro si al menos se ahondase más en el aspecto cultural. No se les recomienda a las niñas que lean a Lovecraft, o a Edgar Allan Poe, o a Bram Stoker, por citar a algunos clásicos de la literatura oscura. No se les recomienda que escuchen a grupos legendarios como The Cure (por nombrar, tal vez, al más conocido), ni que vean películas de Vincent Price, por ejemplo. No, se les recomienda que lean novelas de vampiros que son algo así como novelas románticas de toda la vida pero con un tipo con colmillos de por medio. Se les recomienda que escuchen a grupos como Green Day, que existen desde hace siglos y nunca han sido siniestros, pero ahora les ha dado por vestir de negro y llevar mucho lápiz de ojos. Se les recomienda, en definitiva, una actitud de falsa rebeldía, de tristeza autoimpuesta, de sentirse transgresor cuando lo único que hacen es seguir una moda.
No sé, no puedo evitar pensar que cada vez tendemos más a convertirlo todo en una moda, en algo impuesto. En algo que ya no sale de dentro, sino que se pone de moda o no, y se lleva durante una temporada para quedar luego enterrado en el olvido.