Reseña de Anabel Botella Este es uno de los libros que tenía pendiente de hacer una reseña antes de irme de vacaciones, pero no me dio tiempo a hacerla. Había leído algunas críticas muy buenas de este libro, y la mía no va ser menos. La verdad es que cuando fui a la librería buscaba otro libro: El salvaje, el último premio Gran Angular, pero como no lo habían recibido me llevé este a casa.
Zara y el librero de Bagdad está escrito por Fernando Marías, está publicado por SM y recibió el premio Gran Angular 2008.
Fernando Marías nació en Bilbao en 1958. En 1975 se trasladó a Madrid para estudiar cine. Montó una productora, trabajó en publicidad y escribió guiones para series de televisión. En 1990 escribió su primera novela, La luz prodigiosa, con la que obtuvo el primero de muchos premios, entre otros, el Nadal, el ateneo de Sevilla, el nacional de Literatura infantil y juvenil y este último, el Gran Angular. Entre sus pasiones está el cocinar, la literatura y el cine.
Zara empieza con una frase espléndida que ya sólo por eso se merece un premio: “Es mentira que los muertos mueran cuando mueren. A veces les alarga la vida el amor”. Y esta frase nos llevará a descubrir la historia que Fernando aborda con maestría.
Es verano, en unas tardes de intenso calor que asolan la ciudad de Madrid, nuestro protagonista recibe un correo electrónico sobre las supuestas cinco últimas frases que dijo un conocido poeta antes de morir. Este misterioso personaje, llamado Max, lo cita en el cementerio de La Florida, lugar con un significado especial, porque allí están enterrados los cuarenta y tres madrileños fusilados por los franceses en la noche del 2 al 3 de mayo de 1808. En el cementerio descubre que el poeta no es otro que Antonio Machado, poco podría decir a la obra de Machado que no haya dicho ya, poeta de la generación del 98, y que agitó con alegría la bandera republicana cuando las urnas proclamaron un nuevo gobierno en la España de 1933.
Max dice poseer un manuscrito que atestiguan las cinco palabras de Machado. Y serán estas supuestas palabras las que unan a nuestro protagonista y a Max en la experiencia de la amistad, como valor en alza, por una parte, y por otra parte nos acerca a Zara y al librero de Bagdad. Pero el manuscrito de este personaje es mucho más de lo que en un principio pensaba nuestro protagonista, pues narra la infancia de Max en los años anteriores a la guerra civil española, y la misma guerra en Barcelona. El manuscrito es en realidad un pretexto para que acercarnos a la historia que ocurrió en Barcelona durante aquellos años, los conflictos internos que existía entre el bando republicano, y como esas diferencias les hicieron perder el norte de los verdaderos motivos por los que luchaban. Un claro ejemplo es lo que dice Leonardo en un momento de la novela: “lo malo de la revolución acabará con los bueno de la revolución”. Una corbata, símbolo para algunos de la clase adinerada, pasa a ser un pañuelo. Y en esa guerra que hubo entre hermanos se mezcla una guerra que aún no ha terminado (digan lo que digan las noticias), como es la guerra de Irak. De allí vienen Zara y su padre, perseguidos por un asesino profesional.
Esta es una novela sobre vidas complejas, pero a las que nuestros protagonistas no se conforman con pasar con la mirada gacha, sino con orgullo. La vida está para vivirla, para saborearla, en cada instante, pues es lo único que tenemos. Y ahí está Teresa, la madre de Max, que se rebela contra ello, porque no quiere vivir atenazada por el miedo. El otro ejemplo está en Khakim, el librero de Bagdad, que no duda en hacer lo que está en sus manos para tomar las riendas de su vida.
Y como he dicho antes, Fernando se vale de esta historia para hablarnos de la sinrazón de las guerras, del horror y el terror que provoca en todos cuanto la viven. ¿Qué sentido puede tener una guerra? ¿Quiénes son los verdaderos vencedores de las mismas? ¿El pueblo que lucha, el gobierno o ciertos intereses soterrados de los que no se habla casi nunca?
Esta es una novela para adolescentes mayores de 14 años, pero creo que tal y como está contada trasciende edades. Las guerras suelen ser motivos de historias, y las personas que las vivieron (en ambos bandos) deberían de contarnos lo que realmente ocurrió. Porque Fernando narra unos hechos con los nos quedamos con ganas de seguir leyendo. Y es que las buenas historias están hechas con retazos de sensibilidad y de ternura. Esta es de esas novelas, aunque es mucho más porque Fernando domina el lenguaje con soltura. Y si pensamos que dos guerras pueden resultar frías, impersonales o aburridas, estamos equivocados, porque la muerte siempre viene acompañada por la sorpresa que nos conlleva la vida. Un encuentro entre dos ciudades, entre dos culturas, pero en definitiva de personas que han pasado por experiencias muy similares. Así pues os dejo que seáis vosotros quienes descubráis las cinco palabras que pronunció Machado.