Con este título no pretendo decir que ambas cosas estén reñidas, ni mucho menos. Supongo que todos los que escribimos compartimos, en cierta medida, el amor a las palabras, pero he querido formular la pregunta para distinguir entre lo que me parecen dos vertientes de la misma actividad. El comentario publicado por Eomoi en el post Derecho de admisión, en el que expresa sus dudas sobre si alguna vez ha escrito movida por el amor al acto de escribir en sí, o a las palabras, me ha hecho pensar sobre este asunto.
En mi caso, si tuviese que elegir una única opción, me decantaría por las historias. Creo que lo que más me gusta, más allá del acto de redactar en sí, es contar historias. El por qué de que las escriba en lugar de plasmarlas por otros medios creo que es puramente anecdótico: empecé a escribir de pequeña y desde entonces no he dejado de hacerlo. Pero también me gustan otros muchos modos de contar historias, aunque yo no los practique, como el cine, la música o la fotografía. La fotografía sí la toco, aunque de un modo mucho más superficial que la literatura.
Hasta no hace mucho tiempo, yo defendía a capa y espada la idea de que no existen personas que escriben bien y personas que escriben mal, sino diferentes modos de expresarse. Poco a poco he ido dándome cuenta de que esto no es del todo cierto, pues hay, objetivamente, obras mejores escritas que otras; gente que escribe más o menos bien, y gente que escribe de modo deplorable. Sin embargo, en lo que llevo de vida, y he leído mucho, creo que sólo me he encontrado con un par de obras que me hayan resultado tediosas de leer debido a su horrible redacción, por lo que en cierta manera sigo pensando que, salvo casos extremos, existen muy distintos modos de expresarse y de contar una historia, pero eso no significa que dichos modos no sean válidos.
No sé si puedo "echarle la culpa" a haber estudiado Formación Profesional y no Bachillerato, con lo que determinadas materias como Literatura las di muy por encima, pero no me avergüenzo de reconocer que no he leído a demasiados clásicos, y que el noventa por ciento de las obras que mantengo idolatradas no son precisamente obras maestras de la literatura. ¿Por qué las tengo idolatradas? Pues porque me engancharon con su historia, sus personajes o su modo de contar las cosas, aunque éste no fuese de lo más bello a nivel literario. Supongo que debido a ello, debido al tipo de obras que me han marcado, es por lo que terminé madurando mi punto de vista de que no existen escritores mejores o peores, sino simplemente diferentes estilos.
A día de hoy creo que he aprendido bastante, y sobretodo me he dado cuenta de que, al menos en España (me consta que en otros países el tema cambia bastante; sólo hay que ver la cantidad de obras que importamos de fuera y que tan sólo con echarles un vistazo nos damos cuenta de que jamás se hubiesen publicado si viniesen de un autor español) hay que cuidar mucho las formas. Y gracias a haberme dado cuenta de ello, he podido corregir diversos defectos que venía arrastrando en mi forma de escribir. Ha sido tan sólo de un tiempo a esta parte, cuando de verdad me he propuesto luchar para publicar, cuando he comenzado a prestar más atención a mi forma de escribir, y no sólo a la historia que quiero contar. También ha sido desde hace poco cuando (como comentaba en el post sobre Calabazas en el trastero) he empezado a divertirme escribiendo historias por encargo, a modo de ejercicio.
En definitiva, lo que quiero decir con este post es que nunca me he considerado una persona que escribe, principalmente, por amor al acto en sí de escribir. Por supuesto que disfruto escribiendo, y cada vez más. Pero siempre me ha movido más el interés por contar una historia, el transmitir un determinado sentimiento, que el acto en sí de tejer palabras. Y este modo de enfocar la actividad de escribir ha caracterizado, también, mi forma de valorar obras ajenas, donde siempre me acaba enganchando más el sentimiento o los personajes, que la calidad literaria (al menos esa calidad considerada como objetiva). Creo que son dos maneras de ver la literatura, y a mí al menos me parecen igual de válidas. Eso sí, por supuesto, no están reñidas: de hecho, cuanto más cerca se encuentren la una de la otra, más redonda será la obra resultante.
Sí, acepto el hecho de que mi visión un tanto "anárquica" de la literatura choca terriblemente con la capacidad de escribir lo que deslumbrará a un jurado de un concurso prestigioso, o con los criterios en teoría objetivos con los que se valoran las buenas o malas obras ;)
Saludos!
Pues yo creo que estoy en el extremo contrario: empecé a escribir por amor a las palabras. Mis primeros escritos se remontan a cuando tenía 8 años, y eran en verso. La tendencia a la poesía fue la mayoritaria hasta los 17 o 18 años, aunque también hacía pequeñas incursiones en la prosa, de forma tímida. Mientras tenía unos pocos relatos o simplemente fragmentos sin estructura, incapaz de darle un final a nada, tenía una cantidad bastante considerable de poemas de cosecha propia. Con el tiempo me he ido diversificando y creo que poco a poco he logrado alcanzar la constancia necesaria para acabar obras completas, con sentido. Sin embargo mi fondo sigue siendo de poeta. De hecho, cuando corrijo un texto lo leo siempre en voz alta, y puedo cambiar palabras o el orden de las frases por una cuestión de musicalidad. Amo escribir en sí, lo que me proporciona. Crear historias ha sido secundario, y los argumentos los supeditos siempre a las formas.
ResponderEliminarPuedo elegir un libro por un buen principio sin tener ni idea del argumento (así es más emocionante, no sé ni de lo que va) pero jamás podría elegir un libro por su argumento sin haber leído antes una muestra de la prosa del autor.
Vamos, como te decía, aunque en muchas otras cosas nos parecemos (en el modo en que creamos las historias, por ejemplo) en esto somos antagonistas. Mejor, así podemos aportarnos cosas la una a la otra :)
Recuerdo que cuando iba a sexto de E.G.B. tenía una profesora de ciencias naturales que amaba la palabra "mitocondria". Cada vez que tenía que decirla sonreía o reía abiertamente. "Mitocondria". Lo repetía una y otra vez. A mí me ocurre algo parecido. Hay palabras que, simplemente, me llenan, me hacen sonreír, y no acierto por qué. Extraño, ¿verdad?
Me ha encantado el post. Creo que da lugar a largas conversaciones.
¡Saluditos!
Estoy con Violet en que se importan muchas novelas que si las hubiera escrito un autor español no se hubieran publicado aquí. Desde que recuerdo he leído mucho, desde clásicos hasta best sellers. Suelo leer todo lo que cae en mis manos, salvo el ensayo, que me cuesta más de digerir y leo algo muy de vez en cuando.
ResponderEliminarYo amo las palabras, las historias bien contadas, y en ocasiones, cuando me he encontrado ciertas obras que podrían considerarse como pésimas también las leo para aprender por qué no me ha gustado. De cualquier escrito intento sacar una enseñanza para escribir cada vez mejor. Desde luego que siento preferencia por ciertos autores, pero me gusta dar una oportunidad a nuevos estilos.
Ikima: Está genial que tengamos formas tan antagónicas de ver la literatura, así cada una, como autora en el blog, puede escribir desde diferentes prismas :)
ResponderEliminarFíjate que incluso desde el principio mi itinerario ha sido completamente distinto: desde que tenía 12 ó 13 años he tenido la capacidad (asombrosa para algunas personas) de escribir historias muy largas, con un desarrollo bastante denso. Por entonces descuidaba mucho más el lenguaje, sólo sabía que tenía que contar una historia hasta el final. Ahora, como comentaba, estoy en un punto medio, intento encontrar el equilibrio entre escribir cada vez mejor, y contar las historias que quiero contar y cómo quiero hacerlo. Imagino que mis obras irán mejorando conforme más cerca me encuentre de ese equilibrio :)
Te admiro con lo de la poesía, que siempre me ha parecido complicadísima, tanto de leer como de escribir. He leído muy poco de poesía porque no suele engancharme, de hecho creo que el único libro de poesía que leí íntegramente fue Las flores del mal, de Baudelaire.
Y a la hora de elegir libros me pasa justo al contrario! Casi todos los libros que compro me interesan por el argumento, y los compro a ciegas sin haber leído nada del autor.
Anabel: Lo de las obras importadas es innegable, todavía me asombra que mi novela favorita, El alma del vampiro, se publicase en España por el gran éxito que tuvo fuera, y sin embargo Marionetas de sangre, escrita por un autor español y muy en la línea de la otra (tanto en contenido como en forma) se encuentre a día de hoy descatalogada :/ Yo también siento preferencia por determinados autores, pero salvo raras excepciones, no suelo idolatrar a nadie, compro libros si me interesa el argumento y no me importa si el autor es más o menos conocido.
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ResponderEliminarBueno, yo no leo libros de poesía completos a no ser que se trate de una serie de poemas cuyo orden tenga cierta significación. En general tanto la poesía que leo como la que escribo son poemas cerrados, empiezan y terminan en sí mismos, y nada más. Por ello puedo abrir el libro por cualquier página y leer uno, al azar, o bien buscar otro concreto que me transmita algo especial. Creo que la poesía es una vía de escape para la frustración y el sufrimiento, y me alivia. Sin embargo, no tengo pretensiones de publicarla. Al contrario, es algo muy íntimo, no me gustaría exponerme de ese modo.
ResponderEliminarPrecisamente creo que el hecho de que empezara con la prosa tiene que ver con los deseos de que me lean y a la vez no querer mostrar mi yo más profundo. Cuando escribo una historia puedo poner ideas y sentimientos propios o de otras personas de mi entorno en un personaje (el mejor invento que se ha creado jamás, el personaje).
En cuanto a lo de las obras importadas... no conozco mucho la situación en otros países, pero creo que el lector en lengua castellana es, en general, un lector bastante exigente. O tal vez el exigente o poco arriesgado es el sector editorial. Si saben que una obra venderá porque tiene un precedente en el extranjero y cierta fama, se arriesgan. Pero sin un colchoncito de seguridad no suelen aventurarse a un posible batacazo de ventas.
Pues a mí me pasa lo que a Ikima, escribo por la musicalidad de las palabras y por el gusto de verlas orquestarse frente a la pantalla tan bien amoldadas y de una forma tan rápida. No me gusta escribir en papel y eso me dificulta más la hora de ponerme a escribir, pero en el tiempo en el supermercado, mientras conduzco, mientras limpio la casa voy editando y cuando alcanzo la pantalla estoy justo en ese capítulo y surje tal cual lo diseñé, es algo mágico que no cambio por nada, aunque suelo borrar o modificar mucho de principio a fin, tardo mucho en terminar mis historias, creo que porque me apena dejar a mis personajes.
ResponderEliminarLos libros los escojo por la forma de escribir de su autor. De hecho a veces los he dejado a medias porque hablaban de guerra, o de penalidades y en ese instante me agobiaba de tal forma que no podía, pero después ido a rescatarlos para acabarlos. Tengo pendiente El tiempo de los emperadores de Ignacio del Valle por ejemplo porque hay una madre que amamanta a un niño muerto y esa imagen me aplastó.
El último libro que he leído es La mecánica del corazón, navegando encontré por casualidad una página donde puede leerse el primer capítulo, creo que os encantará. A mí me enganchó y corrí a la biblioteca a buscarlo, me puse en la lista de espera y en veinte eternos días me lo traje a casa. Voy a comprarlo para plantearme el reto de escribir algo así. Profundidad ensartada en simplicidad. Yo os recomendaría leer esa primera página para ver qué impresión os causa. A Ikima le encantará lo sé porque yo también escribo poesía.
A mí me cuesta dar a leer tanto la poesía como la novela, ambas llevan mucho de íntimo. Hace poco tuve el sueño de lectora que te dice: eres buenísima. Llegarás a publicar. Se entusiasmó tanto con la historia que envié este año a Gran Angular que aún estoy sufriendo los daños colaterales. Tuvo más historias mías en su casa unos meses y llegué a sentirme tan "espiada", creo que es la palabra, que creo que hasta que no me publiquen prefiero andar a ciegas. Eso me da a entender que no sé qué pasaría si todo el mundo fuese a una biblioteca y pudiera llevárseme a casa para leer.
Hace muchos años me sucedió lo mismo con mi primera novela, que en su momento dije: ya me puedo morir cuando quiera. Es maravillosa. hace poco la scaneé y es un sembrado de faltas, la corregí y estoy reformando todo, lo cual me hizo aparcarla de nuevo porque no se si eso es lo que quiero. Me sucedió algo muy raro cuando se la dejé a una vecina para leer, le entusiasmó, pero mientras la tuvo en su casa me vestía para irme corriendo al autobús y en plenas prisas me miraba porque me asaltaba la sensación de que se me había olvidado vestirme. Fue algo muy raro que no me volvió a pasar, pero sé que es porque mis escritos tienen mucho de intimistas. Y me da más palo mostrar mis relatos cortos que mi poesía, por eso no me doy prisa. No sé ni si quiero llegar a publicar.
Bueno, lo dejo aquí. No ha estado mal este ratito de charla.
Veo que por ahora soy la única que crea y consume literatura de un modo totalmente anárquico! :) Es raro, en mi caso lo que prima siempre es la historia. Supongo que por eso me frustro tan fácilmente con las pocas oportunidades que se dan a los escritores noveles: cuando estoy en una tienda mirando libros, puedo llevarme una novela de alguien totalmente desconocido sin problemas, a ciegas, sólo con leer la sinopsis y que me interese. De hecho, creo que no hay ningún escritor del que haya leído toda su obra, por mucho que me guste. Me gusta mucho, por poner un ejemplo en literatura juvenil (y que además nos para cercano ahora mismo) Jordi Sierra i Fabra, pero no he leído todas sus novelas (ni creo que lo haga). También adoro a Poppy Z. Brite (la autora de mi amada El alma del vampiro), pero tiene un par de novelas que tratan temas que no me interesan en absoluto y no he sido capaz de terminarlas. Para mí, es casi imposible no dar una oportunidad a una novela con una historia que me interese, la haya escrito quien la haya escrito. Y, por contra, me parece un poco pérdida de tiempo leer una novela que trata un tema que me desagrada, sólo porque la haya escrito alguien con un estilo que me guste. El caso es que somos muy diferentes! :)
ResponderEliminarBegoña: Pues a mí, pese a que lo que más me gusta de escribir no es el acto en sí de escribir, sí me gusta escribir en papel. De hecho, siempre que escribo relatos cortos los escribo antes en papel (las novelas no, por una cuestión de tiempo!).
Sobre lo de sentirse espiada y expuesta cuando la gente lee algo tuyo (lo comparto en cierto modo, aunque reconozco que cada vez separo más lo que es mi yo real y mi yo de las novelas, por muy autobiográficas que sean, y consigo no sentirme incómoda cuando alguien lee algo mío), os recomiendo un libro que estoy terminando y que me parece divertidísimo: ¿Quién te lo ha contado?, de Marian Keyes. Habla del mundo editorial. De sus tres personajes, dos son escritoras (una por vocación, digamos, y otra por accidente), y la tercera una agente literaria. Creo que le puede parecer entretenido a cualquiera, pero a mí particulamente me está haciendo mucha gracia por el tema que trata :)
Por cierto, si lo pienso un momento, creo que Marian Keyes se ha convertido en mi gran excepción a la hora de elegir novelas: me gusta absolutamente todo lo que escribe, y creo que hoy por hoy es de las pocas personas de las que leo absolutamente todo a ciegas, porque sé que me va a gustar.
Violet, coincido contigo en leer porque me interesan las historias, y por ese mismo motivo escribo, para relatar las que me gustaría que me contaran y no me han explicado nunca. De ahí vienen las dudas de las que hablé en el comentario que dejé hace unos días en "Derecho de admisión". No es tanto la disyuntiva entre historia y estilo, como sugerís aquí. Para mí, siempre prima la historia, hay historias que tienen que ser contadas y nosotros somos su medio, su canal. Mi duda es si yo misma escribo porque amo escribir o si lo hago porque me gusta la idea de escribir. No sé cómo explicarlo -esto es fatal para alguien que quiere hacerse entender con la palabra escrita!- pero lo que vengo a decir es que a veces me sorprendo preguntándome si, en realidad, lo que admiro es la capacidad que tienen ciertos escritores para transmitir y es la idea de poder llegar a hacer eso lo que me inspira, o en verdad disfruto escribiendo, con independencia de si lo hago mejor o peor. No soy tan constante como vosotras -por lo menos, no ahora- y, por otro lado, siento enorme vergüenza de que los demás lean lo que escribo, así que lo de publicar, ya no sólo por la calidad de mis obras, sino por mis propios temores, lo veo difícil, aunque espero solucionar esos problemas con el tiempo. En cualquier caso, yo también escojo mis lecturas porque la historia me llama la atención, y como pienso que no hay libro, bueno o malo, que no merezca ser leído, porque de cada uno de ellos aprendemos algo, no tengo mucho criterio a la hora de escoger tampoco.
ResponderEliminarNo sé si lo que he escrito tiene mucho sentido, porque me estoy peleando con mi gato mientras redacto!! Pero quería intervenir y supongo que, aunque sea un caos, lo que he dicho es lo que siento. Vuelvo con el gato, un saludo!
Yo, como ya sabéis me enganché a escribir por la música.Me encantaba poder transmitir mis sentimientos a través de una canción compuesta por mí y si conseguía que alguien me dijera ( sobre todo una mujer) que le había puesto los pelos de punta,me pasaba días enteros flotando en el aire.Cuando ya me hice un poco más mayor y ví que el grupo no había sabido envejecer, decidí probar suerte con escribir.Y así fue, que entre las poesías que le escribía a mi mujer y tres cartas que me publicaron en el ABC me introduje en el mundo literario.La sola idea de que alguien pueda leer mis historias y que yo pueda hacer que alguien se sienta identificado conmigo es algo que me atrae soberanamente.
ResponderEliminarLo de leer fue algo más distinto.Fue un verano que un amigo me comentó que leyera un libro de vampiros y como estaba aburrido le hice caso.Lo que yo disfruté no puedo explicarlo pero desde entonces los libros caen a manojos.
Eomoi: Yo también tengo un gato al que le encanta hacer el tonto en cuanto me siento al ordenador :P
ResponderEliminarCreo que te has explicado, aunque me parece que si admiras de otros escritores su capacidad para transmitir, y es eso lo que te inspira, está bien. Es decir, creo (o al menos es mi impresión) que en realidad importa bien poco de dónde surge la inspiración, siempre que surja de algún sitio y el resultado sea que te pones a ello (a escribir o a lo que sea...).
En cuanto a la constancia, todo son épocas, yo ahora, como estoy muy encabezonada con llegar a publicar, intento escribir con mucha fluidez y comenzar una obra en cuanto termino otra, pero he pasado épocas muy largas sin escribir. Creo que la disciplina cuenta, y que para encontrar la inspiración es importante no quedarse de brazos cruzados, pero tampoco soy demasiado radical en ese sentido. No me gusta forzarme cuando tengo la inspiración bajo mínimos. Supongo que no me gusta ver el acto de escribir como una obligación, sino que prefiero asociarlo a momentos placenteros. El año pasado pasé tres meses de infarto para terminar la novela que luego presenté a GA, pero aunque es la obra que más rápido he escrito, tampoco escribía todos los días, la mayoría de semanas escribía sólo los domingos.
Enrique: Te puedo preguntar cuál era ese libro de vampiros? :) Adoro la literatura de vampiros (de vampiros, no de vampiros y romántica, en plan Crepúsculo!), y me ha entrado curiosidad.
Coincido contigo en la atracción hacia el hecho de que alguien se sienta identificado contigo. Para mí escribir es como soltar un montón de cosas que tengo dentro y que casi nunca muestro, o no del todo, y lo que más me gusta es cuando alguien lee algo mío y capta exactamente lo que yo quería transmitir :)
Enrique, ¿no será "El diario secreto de Laszlo"? Es que hoy he encontrado una página de libros descatalogados y como ayer Violet comentó que había un libro que le gustaba mucho ("Marionetas de sangre", me parece)y que ya no lo vendían, he buscado la palabra "descatalogado" en el buscador del blog y me ha salido que tú lo comentabas en una entrada antigua. Precisamente, ese libro, el del diario, está en esta página, aunque con el tuyo no ha habido tanta suerte, Violet. Pensaba hacer un post con este tema basándome en esta web. A ver si mañana tengo tiempo.
ResponderEliminarLibros de vampiros a mí me encantó El principe oscuro de Christine Feehan. Lo encontré por casualidad, y decir que suelo leer la contraportada para saber de qué va la historia. Si me gusta lo que ofrece lo abro y leo trocitos. Ese día en cuestión de segundos decidí que quería llevármelo de la biblioteca a casa y me encantó, aunque tiene mucho de erótico que no esperaba. Es lo único que leí de vampiros, ese y los tres siguientes, hay dieciséis; y me gusta leer cosas muy diferentes.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que comenta Enrique, decir que jamás escribí una canción; pero que hay un cantante: Alejandro Fernández, que no escribe canciones, pero que escoje las de sus discos por la letra. Dice que tienen que tocarle alguna fibra o arrancarle alguna lágrima para que él se las quede porque es el que tiene que defenderlas por el mundo y son muchos años de cantar; por eso cree fundamental grabar algo de lo que pueda estar siempre orgulloso. Canta todo lo que yo quise escribir y no supe. Y tiene un vídeo en youtube que representa el escenario que yo querría como escritora. Canción Qué voy a hacer con mi amor. Es el que tiene una camisa negra y la mano sobre el corazón, que va en traje de cuero.
Para mí esto de escribir me quema la carne, me hace hervir la sangre y me parte en dos la razón. Cada día me pregunto si tiene sentido este amor que se me lleva la vida y siento su misma angustia. Si lo veis quizá me entenderéis. O quizá no porque adoro a ese hombre, esa voz y esas letras...bueno la de unas nalgadas sacada a la venta hace poco, esa es penosa de la muerte. Las ciento y algo que lleva grabadas suenan de fondo mientras escribo.
Ikima, ese es exactamente. "El diario secreto de Laszlo,el conde Drácula" Os lo recomiendo a todos.No dejéis de leerlo.Es una historia de vampiros pero nada que ver con las tradicionales de colmillos y el final es de lo más impactante.
ResponderEliminarIKima es cierto que está descatalogado.Yo estuve buscándolo por un montón de librerías porque cometí el gran error de dejar el que me había comprado y me lo perdieron y no lo tenían en ninguna.Me lo conseguí a través de librerías en internet que se encargan precisamente a vender esta clase de libros.
Un saludo
Yo no sé si escribo muy deprisa, ni tampoco me importa. Escribo a mi ritmo, aunque también debo decir que cuando tengo una novela entre manos escribo todos los días que puedo, como cuatro o cinco horas. Le dedico muchas horas y de momento no he visto los resultados que quería. Siempre que me rechazan una novela pienso en Laura Gallego. Antes de ganar el BdV no había publicado nada y había escrito 13 novelas. Hay gente que tiene muchas novelas guardadas en el cajón, que un día tiene suerte y recibe la llamada que todos deseamos. A mí también me da corte dejar mis novelas y pasar por otra mirada que no es la mía.
ResponderEliminarAhora mismo estoy corrigiendo una novela que me llevó unos nueve meses escribir. La dejé dos meses en reposo para cuando la retomara la viera desde otra perspectiva. Tras repasarla una vez estoy otra vez puliendo detalles porque me encuentro insegura. Está casi terminada y cada vez me gusta más. De la primera versión a ésta habrá como unas 80 páginas menos. Ahora, lo que ya no depende de mí es si a los editores gusta. Quiero confiar en que con esta historia tendré suerte.
Admiro a esa gente que se pone a escribir y en tres meses tiene proyectada la novela y después se pone a corregirla y a pulirla. Quizás son años de oficio.
Eomoi, no te preocupes por hacerte entender porque te explicas muy bien. Yo suelo ser como tú. Suelo pensar que no me explico bien, cuando no es cierto.
Violet, perdona, no había visto que me preguntabas sobre el libro.Es el que pongo arriba.
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